La solución científica al tráfico
Estar detenidos en el camino a causa del pesado tránsito vehicular representa mayor emisión de gases contaminantes, pérdida de tiempo y un costo estimado de 70 mil millones de pesos al año para los habitantes de la Ciudad de México.
Esto, sin mencionar lo molesto e irritante que resulta estar sentado por largos periodos de tiempo, avanzando a velocidades menores de 10 kilómetros por hora.
Estudios como el realizado por el Centro de Transporte Sustentable EMBARQ México, los mexicanos pasamos cerca de dos horas diarias, 40 horas al mes y 21 días al año atrapados en congestionamientos viales.
Si sumamos este tiempo, encontraremos el equivalente a haber perdido 2.4 años completos de nuestra vida productiva sentados en un espacio confinado por placas de metal y asientos de tela.
Si bien gran parte del tránsito pesado es causado por factores externos como obras viales, cierre de calles y carriles, el comportamiento y naturaleza humana contribuyen de manera impresionante a la saturación de los caminos por culpa de nuestras decisiones detrás del volante.
Diversos estudios comparan el flujo vehicular con el comportamiento de partículas en el proceso de solidificación pues, de pasar de una naturaleza de constante movimiento de autos, una calle o avenida puede verse afectada por una densidad tan crítica que no vuelve a suceder movimiento por largos lapsos de tiempo perdido.
En el siguiente gráfico explicamos cómo contribuye al entorpecimiento del flujo de autos ideas tan simples como el creernos mejores pilotos que los demás o creer que manejar de manera abrupta reduce el tiempo de traslado entre un punto y otro.
VEHÍCULOS AUTÓNOMOS, POSIBLE SOLUCIÓN AL TRÁNSITO
La principal causa del tráfico en el comportamiento inherente a la conducta humana es nuestra inhabilidad de mantener una velocidad constante por mucho tiempo. En este sentido, los vehículos autónomos apuntan a solucionar esta premisa con la posibilidad de calcular el mejor ritmo de tránsito en tiempo real y con la posibilidad de adelantarse a contratiempos en el camino, gracias a la comunicación que desarrollarán entre vehículos y también entre infraestructuras, pues si es comunicada la reconstrucción o reducción de un carril, el comportamiento de aceleración entre grandes grupos de autos se modificará en aras de evitar embotellamientos sin que nadie se quiera pasar de vivo.