No podía faltar Amor eterno para despedir a Juan Gabriel, pero tampoco El Noa, noa, Querida y Caray. Los admiradores en México reaccionaron con lágrimas, aplausos, porras y baile en la Plaza Garibaldi del centro histórico de la capital, epicentro de la música popular a la que tantas canciones clásicas regaló el adorado músico.