Con cuerdas especiales, tubos de cristal de diversos tamaños, estructuras con varias formas y hasta con sus propias manos, Víctor Artamónov ‘hizo y deshizo’ las burbujas que quiso durante su primera visita a Durango.
El arte circense, el teatro, la mímica, la danza, la música, los efectos especiales y miles de burbujas se conjugaron para demostrar que la ciencia es divertida y que el juego es cosa de niños y adultos.
Autor: LEÓN CARMELO ALVARADO, publicada el 29 de abril de 2016