La velada siguió entre ritmos románticos y rockeros, pero con una bella coincidencia, el amor.
Quizá el sello de La Oreja de Van Gogh jamás se borrará de Amaia Montero y el público, como anoche, le pedirá esos éxitos. Pero hay más allá de La Oreja, una mujer sobria, una voz familiar y un sentimiento diferente, ella tan española es para los mexicanos alguien familiar, al menos así se sintió anoche en Durango en su concierto en la Fenadu 2016.
Autor: LEÓN CARMELO ALVARADO , publicada el 19 de julio de 2016