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Para empezar, Klaus Meine estaba vivo. Tan vivo como lo contrario al clavo de una puerta que Dickens imaginó para abrir su novela más universal, tan vivo que, con 75 primaveras a sus espaldas, ha puesto bocabajo esta noche el monumento más icónico de Sevilla: la Plaza de España, que debe pesar lo suyo.

Para empezar, Klaus Meine estaba vivo. Tan vivo como lo contrario al clavo de una puerta que Dickens imaginó para abrir su novela más universal, tan vivo que, con 75 primaveras a sus espaldas, ha puesto bocabajo esta noche el monumento más icónico de Sevilla: la Plaza de España, que debe pesar lo suyo.

Para empezar, Klaus Meine estaba vivo. Tan vivo como lo contrario al clavo de una puerta que Dickens imaginó para abrir su novela más universal, tan vivo que, con 75 primaveras a sus espaldas, ha puesto bocabajo esta noche el monumento más icónico de Sevilla: la Plaza de España, que debe pesar lo suyo.Para empezar, Klaus Meine estaba vivo. Tan vivo como lo contrario al clavo de una puerta que Dickens imaginó para abrir su novela más universal, tan vivo que, con 75 primaveras a sus espaldas, ha puesto bocabajo esta noche el monumento más icónico de Sevilla: la Plaza de España, que debe pesar lo suyo.

Autor: EFE, publicada el 11 de julio de 2023

Galería completa: Los viejos Scorpions nunca mueren

5 de 9 » Para empezar, Klaus Meine estaba vivo. Tan vivo como lo contrario al clavo de una puerta que Dickens imaginó para abrir su novela más universal, tan vivo que, con 75 primaveras a sus espaldas, ha puesto bocabajo esta noche el monumento más icónico de Sevilla: la Plaza de España, que debe pesar lo suyo.

Los viejos Scorpions nunca mueren

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Para empezar, Klaus Meine estaba vivo. Tan vivo como lo contrario al clavo de una puerta que Dickens imaginó para abrir su novela más universal, tan vivo que, con 75 primaveras a sus espaldas, ha puesto bocabajo esta noche el monumento más icónico de Sevilla: la Plaza de España, que debe pesar lo suyo. Para empezar, Klaus Meine estaba vivo. Tan vivo como lo contrario al clavo de una puerta que Dickens imaginó para abrir su novela más universal, tan vivo que, con 75 primaveras a sus espaldas, ha puesto bocabajo esta noche el monumento más icónico de Sevilla: la Plaza de España, que debe pesar lo suyo.