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OPINIÓN

La construcción de instituciones extractivas

La construcción de instituciones extractivas

JESÚS MENA VÁZQUEZ 21 oct 2024 - 04:03

Estamos en la época del año en que se dan a conocer los Premios Nobel, instituidos por Alfred Nobel para reconocer a quienes, por su investigación o trabajo, le traen beneficios a la humanidad. El premio en Ciencias Económicas se instauró en 1969 a propuesta del banco central de Suecia y desde entonces se otorga anualmente junto a los cinco premios inicialmente propuestos por Alfred Nobel.

El premio en Ciencias Económicas este año fue otorgado a un trío de economistas conformado por Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson, quienes desde hace décadas han propuesto una explicación basada en las instituciones políticas para entender porque los países tienen distintos niveles de desarrollo y bienestar, al mismo tiempo que argumentan porque su hipótesis es mejor que otras explicaciones para entender por qué los países tienen diferentes niveles de desarrollo, como por ejemplo la explicación cultural de Max Weber o la explicación que relaciona los niveles de desarrollo a la falta o abundancia de recursos naturales.

En 2012 dos de los laureados este año, Daron Acemogly y James Robinson, publicaron "Porqué fracasan los países" un libro que tuvo una gran difusión y generó mucha discusión en círculos académicos y fuera de la academia.

La premisa principal de la investigación que se retrata en el libro es que los países tienen diferentes niveles de desarrollo porque las instituciones creadas por el sistema político (instituciones políticas, económicas) son extractivas, es decir, sirven a una élite política y económica para extraer recursos a la sociedad.

En el caso de países menos desarrollados las instituciones creadas por el sistema político tienen como finalidad extraer la riqueza de la población, mientras que en las naciones más desarrolladas las instituciones creadas a partir de sus sistemas políticos (Constitución, leyes) fomentan el desarrollo al establecer reglas democráticas para la transmisión pacífica del poder y también condiciones propicias para la competencia y la innovación, todo esto enmarcado en el establecimiento de un estado de derecho sólido.

En estas páginas he tenido la oportunidad de comentar el libro en cuestión (21 de enero de 2019), para ponerlo como ejemplo de cómo instituciones extractivas (en ese caso la infraestructura que daba manga ancha a los criminales para realizar la extracción ilegal de hidrocarburos, lo que en los hechos implicaba una disminución del desarrollo y el bienestar de la población, ya que los recursos de la venta ilegal de esos hidrocarburos se quedaba en pocas miles de manos, en lugar de beneficiar a toda la población).

La importancia para México de la investigación de los tres laureados este año con el Premio en Ciencias Económicas (Nobel en economía) es que nos muestra un mapa con la ruta hacia un mayor desarrollo y bienestar de los mexicanos. Lamentablemente, desde el sexenio anterior el camino que seguimos como sociedad y que fue apoyado en las urnas va en la ruta opuesta a lo que estos tres investigadores recomiendan.

Tome usted, estimado lector, estimada lectora, cualquiera de las reformas constitucionales que están en proceso de aprobación en el Congreso de la Unión y la mayoría de los congresos locales. La reforma judicial ya generó una crisis constitucional al desconocer por parte del poder ejecutivo y legislativo suspensiones dictadas por jueces federales.

La elección por voto popular de las personas titulares de los distintos niveles de la judicatura (jueces, magistrados y ministros) ha sido criticada por constitucionalistas mexicanos, extranjeros y por instancias internacionales por el retroceso que representa para garantizar el estado de derecho.

Las leyes que regulan a las empresas de energía del estado mexicano las pone en una situación de ventaja frente a la iniciativa privada, eliminando en el camino los incentivos a la innovación y a la competencia. Esto si hablamos de las leyes, de instituciones formales, la situación empeora cuando incluimos a los actores informales, como el crimen organizado, que extrae recursos a la sociedad por medio de sus actividades criminales.

En resumen, lo que el régimen político, con todo y su respaldo popular, está haciendo a la vista de todos es construir instituciones extractivas, de tal manera que las élites política y económica, y ahora, por gracia del régimen, también las élites militares y del crimen organizado se beneficien desproporcionadamente de la riqueza que debería repartirse de manera equitativa entre casi ciento treinta millones de mexicanos.

X: @jesusmenav

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