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Takeda, el campesino del arte

El artista japonés inauguró en Durango la V Bienal de Artes Gráficas que lleva su nombre.

Takeda, el campesino del arte

Takeda, el campesino del arte

MARA GÜERECA

El campesino ha sido eje fundamental en la obra de Shinzaburo Takeda. A través de él mantiene vivas sus raíces, su respeto por la tierra y los recuerdos de su infancia como hijo de campesinos japoneses, pero también deja ver la influencia que tuvieron grandes maestros sobre él como Diego Rivera y Alfaro Siqueiros. De hecho su amor por el arte contemporáneo mexicano fue lo que lo trajo al país, donde radica desde hace varios años.

Aquí, en 'Tierras Aztecas', trabaja arduamente como creador no solo para satisfacer lo que el alma de todo artista exige, sino para impulsar la gráfica en su segundo hogar.

Parte de ese proyecto es la Bienal Nacional de Artes Gráficas Shinzaburo Takeda, que en su quinta edición recibió 748 obras de 461 artistas de estados como Oaxaca, Ciudad de México, Querétaro, Guanajuato, Veracruz, San Luis Potosí, Jalisco y Durango, teniendo como país invitado a China. De ellas, cerca de 50 obras fueron seleccionadas para integrar una exposición itinerante que luego de presentarse en otros estados llegó a Durango para ser inaugurada en la Galería Francisco Montoya de la Cruz, del Instituto de Bellas Artes de la Universidad Juárez del Estado de Durango.

“Nací de campesino japonés, entonces me identifico fácil con el campesino mexicano porque vivimos con tierra. Tierra es como nuestro dios, tierra habla, cuenta, ordena, nosotros respetamos toda la palabra de la tierra y la naturaleza desde luego. La naturaleza nos guía en el camino y el campo tiene mucha significación para conservar su cultura y me gusta conservarla en mi obra”, dijo el reconocido grabador y pintor.

Recordó cuando llegó a Ciudad de México desde Tokio.

“Ambas capitales son ciudad, no son campo, no son pueblo. Capital es una especie de construcción artificial del humano. Tiene cierta razón para producir cultura, pero el campesino también va cultivando o construyendo su propia cultura”.

Él también cultiva. No lo hace en la tierra, pero sí en los jóvenes. Takeda ha forjado decenas de generaciones de artistas en Oaxaca, aunque confesó que en un inicio no estaba seguro de querer convertirse en maestro.

“El director de la Escuela de Bellas Artes en Oaxaca me invitó a enseñar, pero yo era turista y tenía que tener una decisión fuerte porque no puedo hablar bien español, no soy mexicano, no soy oaxaqueño, soy extranjero. Pero con apoyo del director di una clase práctica, no de teoría. Jóvenes vienen de sierra, de costa, afuera de capital para recibir nueva inteligencia, conocimiento, o como ustedes dicen: a recibir educación. Educación es descubrir talento, es una palabra chistosa, porque en realidad descubres algo simbólico”, reflexionó.

Tampoco fue difícil acercarse a los jóvenes estudiantes, pues él también fue un “chavito” deseoso de aprender. En aquella época intentó buscar al maestro Siqueiros, pero a su llegada a México descubrió que estaba en la cárcel. Esa situación lo llevó a encontrarse con Rufino Tamayo. Comieron juntos, platicaron y hasta pintaron en un mismo mural. Fue una obra colectiva en la que también tuvo la oportunidad de conocer al artista duranguense Guillermo Ceniceros, quien le enseñó el significado de 'camarada' y que precisamente sigue siendo eso, su 'camarada'.

Las anécdotas de Takeda en su camino son innumerables, al igual que sus ganas de seguir creando y enseñando y que lo han convertido en un campesino del arte.

Ganadores

Este año el máximo premio de la Bienal fue para Carlos Castañeda, de Aguascalientes, quien se hizo del primer lugar con su obra ‘Con la luz de mi existencia es visible II’; el segundo fue para el oaxaqueño Iván Bautista con ‘Santos y Profenos’, mientras que el tercer peldaño quedó en manos de Noel Vargas Hernández gracias a su obra ‘Línea y mancha de la mano’. Salvador Sotto, de la Ciudad de México, recibió una mención honorífica, mientras que se le entregó un reconocimiento especial al duranguense Antonio Ruiz por quedar seleccionado en la Bienal.

Las obras pueden contemplarse en la Galería Francisco Montoya de la Cruz, del Instituto de Bellas Artes de la Ujed.

Escrito en: TAKEDA campesino, obra, Artes, obras

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