
Alacranes de Durango peleó hasta el final; no le alcanzó
Estadio Sergio León Chávez fue el escenario de un duelo que encapsuló la esencia de la liguilla: pasión, entrega y un desenlace que rompió corazones. Alacranes de Durango y Freseros de Irapuato empataron a un gol en el partido de vuelta de los cuartos de final del Torneo Clausura 2025 de la Liga Premier. A pesar de su valiente esfuerzo, los duranguenses quedaron eliminados por la posición en la tabla, dejando tras de sí una temporada que se pensaba daba para más.
Primer Tiempo: Una lucha sin tregua
Desde el silbatazo inicial, los Alacranes saltaron al campo con el ímpetu de un equipo que no conoce el miedo. Sus intenciones eran claras: atacar y buscar ese gol que los mantuviera con vida. Pero enfrente tenían a unos Freseros imbatibles en casa, arropados por una afición que convirtió cada rincón del estadio en un hervidero de apoyo.
El primer tiempo fue un vaivén de emociones contenidas. Jonathan Parra, siempre incisivo, encendió la esperanza tempranera con un centro venenoso al minuto 13. Sin embargo, la definición nunca llegó. En el minuto 21, Julio “Pajín” Aguirre lo intentó con un disparo lejano, pero el arquero Gerardo Magaña, antiguo bastión de los arácnidos, frustró el grito de gol con una atajada que parecía tener tintes de guion poético.
La batalla se trasladó al medio campo, donde las faltas y los cortes de ritmo dieron paso a una tensión que se palpaba en el aire. Pero justo cuando parecía que el descanso llegaría sin sobresaltos, un contragolpe fulminante culminó con el gol de Juan Rangel para Irapuato en el minuto 43. La ventaja fresera se sintió como un golpe seco para los de Durango, que se retiraron al vestidor con la tarea monumental de buscar la remontada.
Segundo Tiempo: Corazón arácnido
En el complemento, los Alacranes dejaron el alma en cada jugada. El técnico Gastón Obledo apostó todo al ataque, y el equipo respondió con ímpetu. Gerardo Magaña, empecinado en convertirse en la figura del partido, desvió disparo tras disparo, desarmando las ilusiones duranguenses una y otra vez.
Pero el futbol, con su magia impredecible, ofreció una chispa de esperanza al minuto 73. Jonathan Parra, el motor ofensivo de Durango, encontró el espacio que tanto buscó y cruzó un disparo imposible para Magaña. El gol no solo igualó el marcador, sino que encendió el fuego de la ilusión. La afición visitante, pequeña pero ruidosa, cantaba con la esperanza de la remontada.
Los minutos finales fueron un reflejo del carácter de los Alacranes: presión intensa, sacrificio absoluto, y una lucha incansable por un gol que nunca llegó. Cuando el árbitro marcó el final, el empate global de 3-3 confirmó el pase de Irapuato por su mejor posición en la tabla, dejando a los de Durango con un sabor agridulce de heroísmo y despedida.
El Clausura 2025 se cerró con lágrimas en los ojos, pero con la frente en alto.