
Cáncer de mama
Mi madre, en su primera jugada, movía dos peones y sonreía como niña.
Nunca aprendió a decir jaque por considerarlo un canto fúnebre.
Nunca su sonrisa presintió un jaque que cubriría sus pechos como jamás antes niña.
Niña de mil lamentaciones es el jaque rosa.
Caperucita obsesionada persiguiendo su propia sombra.
Valeria, hija, la infancia es un jardín de niños amenazado por hidrografía roja.
Hija, hermana de mi esposa y madre de mi madre, aprende a danzar como tu abuela.
Danza sobre las llamas que convirtieron sus pechos en desierto.
Aprende a sonreír. La vida es un jaque rosa.