
El nuevo paradigma comercial
La guerra comercial desatada por el gobierno del Presidente Trump ya ha hecho un daño irreparable a el modelo existente de comercio global, paradójicamente, liderado hace décadas por los norteamericanos como una forma de proveer productos baratos y consolidar el consumo entre su población, a costa de endeudarse tanto a nivel de hogares como a nivel de país.
El déficit comercial de los Estados Unidos alcanzó un total de $1.2 trillones de dólares y la deuda nacional de los Estados Unidos ronda en los 36 trillones de dólares (36 seguido de doce ceros o 36 millones de millones, si se entiende mejor de esa forma) lo cual es insostenible en el mediano y largo plazo.
Sin embargo, la forma de Trump para poner un alto a una situación insostenible ha roto, de la noche a la mañana, el paradigma actual del comercio internacional, en el que países emergentes aprovechan sus recursos naturales y su mano de obra, mucho más barata que en los países más desarrollados, para proveer bienes a la población de éstos últimos, y de manera destacada a los Estados Unidos, el mayor consumidor del mundo.
El comportamiento del Presidente Trump en el tema de los aranceles ha impuesto una incertidumbre a los mercados internacionales de la que será imposible escapar, al menos en el corto plazo. En el caso de México, el gobierno de la Presidenta Sheimbaum ha logrado que los aranceles sean menos agresivos para la industria nacional concediendo al gobierno de los Estados Unidos todo lo que le ha solicitado.
Aún con el trato "preferencial" que nos ha otorgado el gobierno de los Estados Unidos, el crecimiento de la economía mexicana durante este año seguramente estará rondando el 0%, esperando que sea una cifra positiva. La inversión extranjera directa en nuestro país seguramente se detendrá casi por completo, ante la amenaza del gobierno estadounidense de imponer aranceles en cualquier momento y bajo cualquier pretexto, como, por ejemplo, la repartición entre los dos países del agua del Río Bravo. Quiénes están buscando invertir en el mundo, y muy particularmente en México, que representaba una puerta trasera al mercado más grande del mundo, están deteniendo sus inversiones y evaluando el momento propicio para volver a invertir ya sea en Estados Unidos como forma de evitar los aranceles, o en otros países que les garanticen las mejores condiciones para su inversión.
Un país como México, con una economía pequeña, comparada con la de nuestro vecino del norte, y totalmente dependiente de la economía estadounidense por el grado de integración comercial, no es un rival, en términos económicos, para los Estados Unidos, sin embargo, la economía de China si lo es. Los aranceles recíprocos que han impuesto los dos países han elevado la guerra comercial a un grado en que las consecuencias, en el mediano plazo, pueden derivar en una recesión global, si es que no se suavizan las posiciones de ambos países antes de que sea demasiado tarde.
Lo cierto es que, además de acercarnos a la posibilidad de una recesión global, lo que el gobierno de Trump ha hecho es romper con el paradigma dominante del comercio internacional, para pasar a un nuevo paradigma que favorece el nacionalismo económico a la eficiencia de los mercados globales, lo que en el corto plazo hará que los estadounidenses paguen mucho más de lo que actualmente pagan por los productos que consumen.
X: @jesusmenav