
El panamericanismo en la nueva bipolaridad global
El Panamericanismo es una doctrina política-diplomática y cultural que promueve cooperación-solidaria y unidad entre los países del continente americano; sus principios han buscado fortalecer integración hemisférica bajo ciertos valores compartidos que han evolucionado desde el siglo XIX.
Nació con espíritu de cooperación continental, reconfigurándose actualmente como respuesta de Washington a la creciente influencia de China en Latinoamérica.
Más que un proyecto integrador sólido, hoy el Panamericanismo opera como una estrategia reactiva de contención y contrapeso geopolítico, en un contexto hemisférico cada vez más multipolar- ideológico y criminal. "La confrontación China-EUA, es determinante para entender el nuevo orden hemisférico". El Panamericanismo se está manifestando como herramienta-geoestratégica estadounidense, con capacidad-limitada de aglutinamiento regional, dado el avance de China en América como socioeconómico y la búsqueda de autonomía política de varios gobiernos americanos.
Sus principios son integrar los pueblos con intereses comunes, historia compartida-aspiraciones similares, diversidad cultural y política; igualdad jurídica y respeto mutuo a soberanías sin importar tamaño o poder; no intervenir en asuntos internos de otros como base de convivencia pacífica; solidaridad hemisférica en desarrollo económico, educación, salud pública, seguridad y lucha contra amenazas transnacionales; "defensa colectiva de sistemas democráticos" y promoción de derechos. "Aplicando esta Doctrina político-diplomática en la OEA, como principal órgano del Panamericanismo desde 1948, con adecuaciones periódicas". El Panamericanismo como proyecto-integrador sólido para el que fue creado opera actualmente como una estrategia reactiva-de contención-contrapeso geopolítico. "Con un hemisferio de pluralismo-ideológico-exacerbado, populista-autoritario-antidemocrático generalizado que trastoca ideologías; y la participación política socioeconómica y militar del crimen transnacional que avasalla las Américas".
En las últimas dos décadas, México ha ampliado sus lazos con China como pilar económico alternativo, con cautela para evitar tensiones con EUA; China es el segundo socio comercial de México, con una relación asimétrica: "le vendemos poco y compramos mucho"; empresas chinas han invertido en infraestructura, energía y telecomunicaciones, con límites impuestos por Washington como vetos a Huawei. "Durante la pandemia, México empleó la diplomacia sanitaria con China, fortaleciendo su apertura estratégica". Hemos sido la bisagra-equilibradora entre el Norte y Latinoamérica, mediador en conflictos regionales, defensores del principio de no intervención; participante-activo en foros multilaterales americanos y socio igualitario desde 1993 en economía y seguridad con TLCAN-TMEC. "Buscamos siempre alternativas pacíficas Panamericanistas; ahora volvemos a ser protagonistas ante el regreso de Trump y la expansión del terrorismo transnacional desde nuestro territorio". Los cárteles mexicanos controlan rutas regionales-globales de drogas-armas y personas; realizan operaciones de corte terrorista: usan el miedo con fines políticos; controlan población-territorio; los estadounidenses los asocian con redes extranjeras como Hezbolá, mafias balcánicas y asiáticas. "Colocando a México como el lugar donde nacen las amenazas criminales hemisféricas".
Se vuelve necesario diseñar una nueva doctrina de seguridad continental no subordinada, basada en multilateralismo regional, reactivando Comunidad de Estados Latinoamericanos-Caribeños CELAC y Unión de Naciones Suramericanas UNASUR, "con criterios panamericanos de pluralismo ideológico-democrático"; compartir inteligencia especializada contra crimen-organizado-transnacional; definir límites diplomáticos que eviten injerencias ideológicas-radicales-desbordadas y militares, colaborando en inteligencia-operativa, financiera y tecnológica. Ante el proteccionismo trumpista, impulsar un regionalismo económico México-Brasil-Chile-Colombia como contrapeso; centralizar nearshoring, con reglas estrictas de corresponsabilidad en seguridad, medio ambiente y derechos laborales; promover bloque de integración-industrial-digital como puente americano "alternativo con China"; "Con apertura-política-industrial, alianzas público-privadas y diplomacia-proactiva". Convocar una reunión hemisférica que atienda cárteles como amenaza común, ya hicimos un "Pacto en México sobre Seguridad de las Américas" en 2003; ahora será creando un "Centro Coordinador Anticrimen de las Américas en México", con participación regional y bajo reglas multilaterales. "Liderando un nuevo enfoque de seguridad y quitándonos el estigma de narco gobierno". Ampliar alianzas-diplomáticas con países preponderantes en América para fortalecer una voz autónoma frente a Washington; retomar el espíritu de Contadora-Panamá y Esquipulas-Guatemala que pacificaron Centroamérica, regresando al hemisferio de equilibrios. "Construyendo una "Tercera Opción Continental" que no se subordina ni a EUA ni a China".
Tenemos una gran oportunidad para fortalecer T-MEC y contener organizaciones-terroristas operando desde territorio mexicano. Produciendo artículos "Hechos integralmente en México", conservar comercio con EUA, garantizar estado de derecho interno-externo, seguridad-diplomática hemisférica y "que nuestro régimen actúe con pragmatismo". Debemos elegir entre someterse al unilateralismo estadounidense cediendo soberanía como hasta hoy, ante la latente amenaza de intervención militar abierta o liderar la refundación del Panamericanismo moderno, seguro y multilateral. "Este último es un desafío que requiere evitar intervencionismo-polarizante en países americanos y ser reconocido como gobierno confiable y garante de estabilidad socioeconómica interna, con voluntad para construir una arquitectura regional contra amenazas del narco, ciberterrorismo, tráfico de armas y migración forzada".
*El autor de esta colaboración es General de División de Estado Mayor, Maestro en Seguridad y Defensa Nacionales.