
Fútbol: La gran distracción, la magia que nos une y nos ciega
Cuando juega la selección, México vive y respira fútbol. Se nota en las calles vacías, en los bares, restaurantes, cafeterías, plazas, e incluso en las escuelas, donde ponen disimuladamente el partido en el pizarrón. Todos nos volvemos directores técnicos en ese momento, todos opinamos, y, aunque no estemos de acuerdo en nada más, gritamos al unísono.
Es precioso, ¿verdad? Esa pasión que nos une... y a la vez nos divide un poco. Pero muchos no notan lo que realmente sucede mientras el balón rueda, porque este ritual mágico también tiene su juego en los pasillos del poder. ¿Y si te dijera que todo esto no es una simple coincidencia? Mientras discutimos sobre si fue fuera de juego o si un penal era justo, otros están preparando un golpe político magistral.
Todos hemos tenido ese lunes en la oficina o en la escuela donde la única conversación gira en torno al partido. "¿Viste cómo nos robaron?", "Ese jugador no vale lo que le pagan". Mientras tanto, la gasolina sube, hay recortes en salud y se aprueban leyes que nadie se ha tomado el tiempo de leer. El fútbol no es malo en sí, ¡para nada! Pero es un truco de magia del poder: nos hace ver la mano derecha, la que mete el gol, mientras la izquierda se lleva nuestro dinero.
Nos hacen creer que somos parte de algo grande, pero al final solo somos espectadores en un negocio donde unas pocas personas toman las decisiones, mientras nos debatimos sobre si el técnico debería renunciar o si el nuevo jugador vale la pena. Son pocos los que se preguntan: ¿a dónde va tanto dinero? Los jugadores estrella ganan millones, las marcas venden miles de camisetas, y las televisoras pelean por los derechos... y el fan de a pie es el que paga todo: entradas, suscripciones, mercancía. Pregúntate: ¿quién está definiendo el verdadero resultado de este partido?
El fútbol no el opio del pueblo... es más bien un espejo que refleja lo que el poder quiere que veamos. Y a veces, lo más peligroso no es el juego sucio en el campo, sino el que se juega en las gradas desde los lugares privilegiados.