
La repetida tragedia del feminicidio en Durango
La madrugada del lunes, María Guadalupe Elizalde Villegas fue asesinada en Durango por su expareja. Tenía 42 años. La mataron atravesando su pecho con un arma blanca, después de haberla tomado por la fuerza en su propia colonia, frente a su hija menor de edad, pese a que durante meses denunció amenazas, agresiones y acoso.
El nombre de su agresor ya estaba en los expedientes de la Fiscalía, en el Instituto de la Mujer y en programas de atención a víctimas de violencia de género. No era la primera vez que José Manuel "N" había sido detenido y encarcelado por delitos graves. Al igual que en varios casos de feminicidio, ya todos sabían de quién se trataba.
Para la estadística, Durango registra su segundo feminicidio de 2025 y una más de la ya incontable lista de mujeres que pierden la vida de manera violenta, asesinadas. Es triste y alarmante decirlo, pero pareciera que no será la última debido al patrón que se repite: la simulación institucional, la burocracia apática, la ausencia de voluntad política y el desdén normalizado hacia la seguridad de las mujeres.
Lo verdaderamente escalofriante no es solo el feminicidio de María Guadalupe, sino que se trató de una muerte anunciada. Y no en sentido figurado, pues ella lo denunció en distintas instancias, su hija Nicté también. Las autoridades sabían de las amenazas. Sabían que ese hombre era violento. Sabían de su historial. Sabían que era un feminicida potencial. Pero nadie hizo nada.
Ahora Nicté exige justicia, pero también teme por su vida y la de su familia, porque para su tragedia, el presunto feminicida es su padre biológico y anda suelto. Para la familia de la víctima, la policía no actúa y las autoridades sólo cumplen con el mínimo indispensable: tomar la declaración, llenar formularios, archivar papeles. Hasta ahí. Como si eso devolviera madres asesinadas, como si eso alcanzara para contener el terror de quienes saben que mañana pueden ser ellas.
Las instituciones de atención a la violencia de género en Durango, como en buena parte del país, funcionan como oficinas de trámite. Reparten trípticos, organizan talleres, montan actos protocolarios el 8 de marzo, pero al momento de actuar para proteger vidas, se vuelven ineficientes, sordas y hasta cómplices por omisión.
La ciudadanía también tiene cuentas pendientes. Nicté hace un llamado a no encubrir, a denunciar al agresor, a no guardar silencio. Porque el silencio social es el aliado natural de la impunidad. Porque mientras los vecinos, conocidos o familiares callen, el asesino se mueve, se oculta y amenaza. Y ese pacto de indiferencia es letal.
El discurso institucional ya no sirve. No bastan campañas de sensibilización ni hashtags en redes sociales. La gente necesita resultados, sentencias, órdenes de restricción que se cumplan, detenciones inmediatas y protocolos de atención eficientes, no simulaciones mediáticas. Porque no son cifras, son mujeres. Y son vidas que se están perdiendo ante los ojos de todos.
EN LA BAÑANZA.- El candidato a la presidencia municipal de Durango por Movimiento Ciudadano, Francisco Franco, mediante un video difundido en redes sociales reta al candidato de Morena, José Ramón Enríquez Herrera, a sostener un debate semanal para contraponer las propuestas entre ambos de aquí hasta antes de la elección. Ya con uno que hubiera, pero bien organizado y estructurado el formato, nos conformaríamos los ciudadanos. No obstante, llama la atención que "Pancho" no convoque también al candidato de PRI-PAN, Toño Ochoa. Debería hacerlo, aunque sea para despistarle un poquito.
CERROS SECOS Y PELONES... La reciente agresión en Torreón, Coahuila, ocurrida a dos reporteras que cumplían con su labor periodística durante una manifestación, no solo es indignante sino además alarmante, puesto que evidencia la intolerancia de las autoridades hacia la prensa en la Comarca Lagunera, y un patrón represivo que ya se había denunciado antes. Que a estas alturas sigamos viendo cómo se golpea, intimida y censura a informadores en cobertura de protestas sociales, habla de una peligrosa normalización de la violencia institucional hacia el gremio.
X: @Vic_Montenegro