Me mintieron. Se acordó que contaría con mi curul virtual en el solemne acto de la entrega del informe del titular del Poder Ejecutivo estatal; otra mentira más, el orden de oradores en ese acto me colocaba en el penúltimo lugar, así es el protocolo, el último en hablar del poder legislativo, le corresponde al representante del partido en el poder, por aquello de enmendar la plana, esa maldita democracia trastocó el ritual consagrado de los gobernantes de solo hablar y hablar hasta la saciedad ante el otro teórico poder, que solo se limitaba a escuchar, como niños de escuela de la periferia, "cuasi" invitados del poder omnímodo, el que reparte alcaldías, regidurías, diputaciones y el sueldo a recibir en la nomina burocrática, tan felices y prácticos; ahora se tiene que preelaborar el "rollo" del legislador oficial, para desvirtuar, minimizar, las verdades vertidas por la oposición, lacerantes e incomodas para el "jefe" al que se le debe el puesto.
La verdad, en esta ocasión ni mi bañe, "el tacuche" que para estas ocasiones siempre me facilita mi compadre Melitón, no fue requerido, me ahorré el costo de la lavandería, nadie me recriminaría tal gasto superfluo en plena crisis alimentaria, pero, ¿entonces que me pondría? Tal vez la compañerita Eulalia, me pueda sacar del problema, no, no, correr el riesgo de que me facilite una guayabera roja, no me cuadra. Entonces decidí por presentarme con la camisola tepehuana en manta negra que me regalara Susy, la vecina del barrio.
"Para luego es tarde", me enfilé hacia el sagrado recinto del pueblo, la retórica preparada la baje del internet, un vil fusil, navegando entre lo amoroso de la política, el basta ya y el cambio del rostro de México, reiteraba la imperiosa necesidad de voltear los ojos al trabajo productivo a favor de los pobres, de dejar en manos de la sociedad civil la administración de los recursos materiales a favor de los productores rurales afectados por la sequía, el marcar con seriedad la separación del pasado y sus daños y otras verbos más.
Pero oh, sorpresa, al afable conductor del mini vehículo del servicio publico, sendos mal encarados, llamados servidores públicos, le impidieron circular a tres cuadras a la redonda de la Cámara de Diputados, por un momento recordé la presencia militar del año 1966 para salvaguardar las instituciones y los intereses del grupo Monterrey, léase Cerro de Mercado, sacudí la cabeza, para luego situarme en el año 1986, casi escuchaba las voces de "plaza de la democracia" los ajetreos en los portales de panistas y priistas, solo la pregunta del chofer me saco del ensimismamiento. ¿dónde lo dejo?
Pues aquí, ni modo a caminar unas cuadras. Lo peor estaba por venir, miradas furtivas de decenas de "trajeados" el interrogatorio ofensivo, ¿a dónde va?, ¿quién es usted? Soy el Diputado 31, respondí con firmeza ante la insolencia del interrogatorio.
Identifíquese, me respondió quien ocultaba la mitad de su rostro con enormes lentes obscuros, portador de un pequeño portafolio de mano, al que acariciaba con singular nerviosismo, pero antes pase por el arco detector de metales. Y que suena con chillido espeluznante, ah la prótesis de cadera le dije, que prótesis ni que nada, no puede pasar.
Chin......bueno al cabo seremos tres diputados los faltistas, de nada me pierdo, el informe con anterioridad me lo recte en el colorido cuadernillo que circulo de manera efusiva, me imagino lo pago el Gobierno Federal. Mis derechos fueron inculcados, y ni quien me de una gota de gasolina para regresarme.
Teléfono interferido: Ring: ¿Habla Adrián?, acuérdate que solo eres un apoyo para lo de la nueva Constitución, estas hablando de más, bájale. Rrrring: ¿Regidora? ¡usted también anda en Barcelona? Hubiera dicho para encargarle un vinillo de la Rioja. Rrrrring: Hola Martín, te felicito por tu nuevo canal, gracias Rafael. Rrrring: ¿Y el helicóptero 'apá? Rrring: ¿me dijiste nueva Constitución? Sí, pero ya la regaste, me refería a la calle.