¿Primavera mexicana?
La semana que acaba de pasar hizo aún más peligrosa la perspectiva que ya se venía dibujando para este 2017. El inicio de la Presidencia de Donald Trump y con eso la previsible revisión a los alcances del Tratado de Libre Comercio además de un creciente sentimiento anti mexicano y anti inmigrante en los Estados Unidos.
El escenario externo ya ponía una presión sin precedentes al inicio del quinto año de gobierno del Presidente Peña, tanto que lo obligó a hacer cambios en su gabinete con la esperanza de que la relación personal de su nuevo canciller con el entorno cercano del Presidente Electo de los Estados Unidas pueda distender el ánimo combativo de ese grupo hacia nuestro país.
Aunque muchos podamos creer que el nombramiento de un Canciller debería obedecer a otros criterios, el nombramiento es un reflejo del interés del Presidente Peña por mejorar la relación con el nuevo gobierno de los Estados Unidos.
Si el escenario externo era ya una grave amenaza para la gobernabilidad en el país, el escenario interno acaba de convertirse en lo más parecido a una bomba de tiempo política, no solamente para el último tercio de gobierno para el Presidente Peña, sino para el sistema político que tenemos.
El aumento al precio de las gasolinas y las protestas sociales que surgieron a raíz de que los nuevos precios entraron en vigor pueden convertirse en el embrión que crezca hasta convertirse en protestas más graves no solamente contra el gobierno, sino en contra de todo el sistema político, de todos los partidos y de la élite política que nos gobierna.
La primavera árabe de 2011 en Egipto terminó con la Presidencia de Hosni Mubarak, quién fue Presidente por casi tres décadas. En 2014, las protestas en la plaza central de Ucrania se debieron a que el Presidente Viktor Yanukovich decidió no firmar el convenio de asociación con la Unión Europea que se venía negociando desde hacía varios años y finalizaría con la integración de Ucrania a ese bloque; las protestas duraron alrededor de tres meses con miles de ciudadanos apertrechados en la Plaza de la Independencia de Kiev y terminaron con el exilio de su Presidente en Rusia.
En México, el gobierno mintió acerca del aumento de la gasolina y eso ha traído protestas sociales y junto a estas a los provocadores que se requieren para sembrar el miedo a la población al robar y reventar marchas pacíficas con actos vandálicos.
Si el escenario externo parecía demasiado complicado para hacerle frente, ahora el escenario interno se ha convertido en la principal preocupación para el gobierno hasta que termine su periodo de gobierno.
Cuando el precio de la gasolina era más barato en los Estados Unidos, Pemex nos cobró un impuesto de facto al vendernos mucho más cara la gasolina que importaba de las refinerías de ese país. Ahora que los precios subieron seguimos pagando la gasolina más cara que en los Estados Unidos, donde el precio lo determina el libre mercado.
Twitter: @jesusmenav