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Redes sociales: arma de 'desinformadores'

A pesar del riesgo que representa el mal manejo de las redes sociales (recientemente utilizadas como herramientas para generar caos) expertos rechazan que se deba optar por la censura

Redes sociales: arma de 'desinformadores'

Redes sociales: arma de 'desinformadores'

ELIA BALTAZAR

Las redes sociales de nuevo están en el banquillo de los acusados. Los cargos en su contra van desde el rumor hasta la mentira, la falsa alarma y la incitación a la violencia. Los señalamientos apuntan hacia los "bots" y los "trolls", esas cuentas con nombres extraños, automatizadas o de propietarios anónimos, dedicados a regar pólvora en Twitter cuando se trata de escándalos como los recientes robos a tiendas departamentales de distintos estados del país.

A pesar de su efecto en el ánimo colectivo, al despertar desconfianza o miedo, activistas y especialistas digitales apuestan por la educación digital y la responsabilidad ciudadana, antes que la regulación, la criminalización o la censura en Internet, que abre amplios espacios para la actuación de los gobiernos en contra de opositores, activistas o ciudadanos.

Para especialistas como Luis Fernando García, de la Red en Defensa de los Derechos Digitales y Raúl Luna, especialista en comunicación digital y director de la consultora Nómada Digital, los medios de comunicación también deben asumir su responsabilidad al hacer virales -o difundir profusamente en las redes sociales- contenidos no verificados.

Luna hace referencia al caso de Radio Fórmula, que en su cuenta en Twitter difundió noticias sobre los robos colectivos en tiendas con fotografías de protestas violentas en países árabes.

"Si los periodistas no están comprobando la información, aunque esa es su responsabilidad, los usuarios tampoco", dice Luna.

"Necesitamos aprender como sociedad a identificar cuáles son las fuentes fiables informativas y cómo verificar una información contrastando lo que dicen los medios", explica.

Para evitar que "grupos, personas o quienes sean que están atrás de estas cuentas de usuarios de Twitter que llaman al desorden", Luna recomienda calma al difundir esa información. "Hay que leer el texto, comprobar la fuente y no difundirlo o retuitearlo de manera inmediata, sin saber lo que estamos compartiendo, porque esa es la mejor manera de darle fuerza a estos contenidos falsos o alarmistas".

HERRAMIENTA DE CAOS

Durante los días de los asaltos colectivos, el colectivo @Loqusigue -como se identifican en Twitter- detectó aproximadamente 1,500 mensajes falsos y 485 cuentas de bots y trolls desde las cuales se dispersó información y alertas falsas, así como convocatorias para participar en las acciones contra las tiendas departamentales.

Entre ellas identificó a dos grupos: Legión Científica y Legión Holk, que lanzaron falsas alertas para los municipios de Huixquilucan y Naucalpan, en el estado de México, y en la capital del país.

"Son grupos de oportunistas que se montan sobre hechos como los asaltos a tiendas para generar caos y divertirse. Aunque es probable que también reciban un pago, pero no hay seguridad al respecto. Las autoridades tendrían que investigar".

@Loquesigue ha identificado que los trolls o "acosadores", como prefiere llamarlos, son gente "de carne y hueso" que tuitea y sus mensajes son a la vez retuiteados por cuentas satélite que sí son "bots", es decir, cuentas automatizadas. "Este es el patrón que actualmente detectamos".

Las autoridades desactivaron algunas de estas cuentas en Twitter, pero hasta el momento no ha dado información sobre los usuarios responsables, lo que despierta suspicacias del colectivo @Loquesigue, aunque advierte que de ninguna manera estaría a favor de criminalizar o censurar los contenidos en la red.

No obstante, dice: "No sé por qué es tan complicado para la policía actuar. Nosotros, con una laptop y herramientas gratuitas podemos saber de dónde vienen, ellos podrían saber mucho más porque pueden analizar la IP (dirección desde donde se manda el mensaje) o incluso intervenir mensajes".

Afirma que hay experiencias de otros países y recuerda el caso reciente de un ataque digital en contra de la actriz cómica Leslie Jones, a partir de su actuación en el remake de la película Cazafantasmas.

En ese caso, las autoridades y la propia red social de Twitter intervinieron de inmediato para identificar y suspender la cuenta del instigador, Milo Yiannopoulus, quien también escribe en el portal Breitbart, que apoyó la campaña del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.

“CENSURA, NO”

Para el colectivo @Loquesigue, una razón que ha permitido ampliar las acciones de bots y acosadores (trolls) es el dinero: la perversa monetización de los contenidos virales. "Hay agencias que contratan o subcotratan a este tipo de personas con dinero, tarjetas de iTunes o boletos de conciertos", afirma.

Estas cuentas, dice, han lanzado portales de noticias falsas que viralizan y con las cuales generan dinero de publicidad. "El cuestionamiento tendría que dirigirse hacia Google, Twitter y las empresas que los contratan o que pagan la publicidad". Pero de ninguna manera optar por la criminalización o la censura, advierte.

Con su posición coincide Luis Fernando García, de la Red en Defensa de los Derechos, quien destaca que "difícilmente una autoridad hallaría justificación para impedir que una persona publique algo en una red social y el tema no necesariamente va por allí".

Aunque concede que "sí levanta suspicacias que el Estado presuma capacidades tecnológicas altamente sofisticadas para supuestamente combatir la delincuencia", y que no las utilice en casos como las cuentas que llamaron actuar contra las tiendas departamentales, pide ser muy cuidadosos respecto del tema.

"Nosotros hemos demostrado casos en los que la autoridad más bien utiliza esos recursos para espiar y perseguir ciudadanos, activistas y opositores políticos", dice García, en referencia al informe "El estado de la vigilancia", elaborado por la Red en Defensa de los Derechos Digitales, en el cual advierte del gasto y uso de software para la vigilancia y el espionaje de gobiernos locales y de instituciones federales.

Para Luis Fernando García es necesario que, como sociedad, se asuma que hay una crisis de credibilidad que provoca que los ciudadanos crean más en las redes sociales que en los medios y las instituciones, porque "no han mentido muchas veces", afirma.

Convencido de que los resultados de una vigilancia en redes sociales son más desafortunados que afortunados, García coincide con Luna en apelar a la mesura de los usuarios de internet y redes sociales. "Debemos tener mucho cuidado en no criminalizar a quienes transmiten información de buena fe", dice.

Para García, Luna y @Loquesigue la solución viene de los propios usuarios que tienen la capacidad de silenciar los mensajes falsos y de alarma injustificada simplemente no difundiéndolos.

"Debemos estar conscientes de que es un fenómeno que va a seguir mientras hay quienes se benefician de esa viralización que da dinero", dice el vocero de @Loquesigue.

A los ciudadanos, mientras tanto, nos toca decidir si queremos ser una sociedad moldeada por la tecnología o una que moldea a la tecnología para su servicio", dice Raúl Luna.

Escrito en: editorial redes cuentas, redes, usuarios, Twitter

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