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¿Por qué educar con base en los valores?

PADRES E HIJOS

¿Por qué educar con base en los valores?

¿Por qué educar con base en los valores?

IGNACIO ESPINOZA GODOY

En un mundo tan convulsionado por conflictos de todo tipo, en el que las malas noticias son las que predominan sobre aquellas que nos gustaría ver, escuchar y leer, no cabe duda que resulta importante, más que nunca, no perder de vista la relevancia que tiene la educación que sobre valores debemos inculcarles a los hijos, pues con el granito de arena que aportemos como padres estaremos contribuyendo a que este planeta sea un lugar digno de habitar, de tal forma que le heredemos a nuestra descendencia un sitio del que se sientan orgullosos y que los motive a transmitir las enseñanzas que en su momento recibieron de sus antecesores.

Hace tiempo, una persona que leyó esta columna me comentaba que le parecía muy complicado poner en práctica todo lo que en ella se escribe cada semana, en los diferentes temas y aspectos, a lo que yo le contesté que, ciertamente, no es sencillo poner el buen ejemplo ni es una tarea fácil ser un modelo en todo lo que se dice.

Sin embargo, también le enfaticé que todo lo que en este espacio aparece cada semana el que esto lo escribe no lo plasma sólo como una lista de buenos deseos, sino que se trata de un estilo de vida, que todo surge de la necesidad de que los padres de familia (ambos, mamá y papá) busquemos las herramientas que precisamos para ofrecerles a los hijos una mejor educación, de tal forma que su desarrollo se dé en un ambiente de armonía, sin que esto signifique necesariamente que aspiremos a un mundo color de rosa, ya que es normal que dentro de las familias surjan diferencias y se susciten problemas producto de la diaria convivencia. No obstante, lo realmente importante es buscar la mejor solución para restablecer ese clima de equilibrio en las relaciones de quienes habitan en un mismo espacio en común, que es el hogar.

En este contexto es precisamente que se requiere que los padres de familia fomentemos los principales valores y principios morales que le dan sustento a nuestra vida cotidiana en todos los ámbitos donde nos desenvolvemos, ya que en todos cabe la aplicación de los más importantes, partiendo, sobre todo, del respeto, un valor que, en lo personal, considero que es fundamental para la sana convivencia en sociedad, sin importar el espacio donde nos movamos o desempeñemos, pues sin él difícilmente podría existir la armonía en todas sus manifestaciones.

A partir de ese valor -el respeto-, los seres humanos podemos cultivar e inculcar otros igualmente relevantes como el amor, la solidaridad, la amistad, la responsabilidad, la honestidad, la justicia, la tolerancia, además de otros que nos impulsan a desarrollar nuestras aptitudes y habilidades sin incurrir en agresiones de ningún tipo, no obstante que resulta complicado que no surjan diferencias, las cuales en ocasiones derivan en conflictos que no siempre es fácil resolver cuando alguna de las partes no cede en su postura a pesar de que no le asista la razón.

Por ello la importancia, amable lector, de que los padres de familia promovamos en el hogar esos valores que siempre nos acompañarán en la vida y de los cuales no podemos ni debemos desprendernos ya que sin ellos la existencia sería un completo caos, un escenario de anarquía total en el que simplemente no habría orden ni respeto por los demás, a pesar de pertenecer a la misma familia, por lo que muchas cosas no tendrían sentido al carecer de una serie de reglas y normas que rijan las conductas de quienes convivan en un espacio común.

Lamentablemente, todavía hay algunos padres y madres que tienen la idea equivocada de que las escuelas son las instituciones encargadas y responsables de educar en valores, cuando la misión de estos planteles es, si acaso, reforzar esos valores cuyos verdaderos difusores y promotores somos los progenitores, una tarea que inicia desde que los pequeños salen del vientre de la madre y comienzan a tener noción de lo que es bueno y lo que es malo, por lo que es una misión que va tomando forma de manera gradual hasta que ya son adultos y abandonan el hogar materno.

Por supuesto que las escuelas también son agentes formadoras, pero su misión sólo es complementaria, es decir, sólo se encargan de reforzar los valores que los pequeños, se supone, ya aprendieron en casa, a través de las enseñanzas y de los ejemplos que los padres les damos todos los días en cada acción que realizamos, consciente e inconscientemente.

De manera desafortunada, los padres no siempre somos el mejor modelo que los hijos pueden imitar, pues finalmente somos seres humanos que tenemos errores y defectos, cualidades y virtudes, aunque siempre debemos procurar que estos últimos pesen más que los dos primeros mencionados, pues de esta manera estaremos equilibrando la balanza hacia los valores y hábitos positivos.

Ante todo, los progenitores somos los responsables (los únicos) de la forma en que se conducen los hijos dentro y fuera del hogar, de ahí que resulta fundamental inculcarles esos valores que les ayudarán a salir adelante en la vida y a convertirse en seres humanos amorosos, sensibles y solidarios con sus semejantes.

Escrito en: Padres e hijos padres, valores, espacio, somos

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