¿Más de 40? Los signos de envejecimiento ya están aquí

Flacidez, arrugas, deshidratación o manchas en la piel son algunas de las señales de la madurez de la piel, de su envejecimiento. Pero no son las únicas. A partir de los 40 años, empiezan a salir verrugas en la cara, piel cabelluda y el tronco, aunque pueden hallarse en cualquier parte de la piel.

Estas verrugas (conocidas en dermatología como queratosis seborreicas o acrocordones) no duelen, aunque pueden molestar si se irritan. Son pequeñas tumoraciones benignas y siempre lo serán, ya que no tienen la capacidad de malignizar ni ir a capas más profundas de la piel. Tampoco se contagian. Se desconoce su causa, aunque hay cierta predisposición hereditaria.

En general, no es imprescindible quitar este tipo de lesiones a menos que el paciente así lo desee por cuestión cosmética, es decir porque no le gusta cómo se ven.

No hay pomada ni crema que las elimine. El tratamiento para su eliminación incluye fulguración (quemarlas), crioterapia (electrocoagulación), cirugía o láser, entre otras opciones.

Esta técnica es efectiva para la mayoría de las personas aunque, en algunos casos, es preciso repetir el tratamiento. A pesar de ser muy segura si la realiza personal médico formado, puede tener efectos secundarios que suelen ser leves. Entre estos figuran la formación de ampollas o lesiones, dolor, infección y sangrado -que pueden alcanzar el tejido sano circundante-, alteraciones en la cicatrización cuando se ven afectadas áreas más profundas de la piel y cambios en la coloración de la zona tratada. Ante síntomas como dolor, fiebre o pus en el lecho de la herida, es importante consultar con el dermatólogo.