La impaciencia por las auditorías

Cuando escuchamos a la gente de La Guajolota, municipio de Mezquital, hablar sobre las carencias que tienen en el hospital del lugar y de que no hay medicamentos, que las clínicas y hospitales de la zona serrana y de las Quebradas están igual, sin medicamentos; cuando escuchamos a la gente del norte del estado con la misma cantaleta, la verdad, muchos pensábamos que el dinero destinado para ello se lo habían "guardado", por así decirlo, en algunas cuentas bancarias, pero cuando nos enteramos de que el medicamento en verdad sí lo adquirieron pero lo dejaron guardado, es decir, no lo entregaron, lo dejaron en bodega hasta que caducó, eso da más coraje y la verdad ya no sé qué es peor: si que se hayan "guardado" ese dinero en cuentas personales o que hayan dejado que el medicamento se echara a perder.

Si fuera lo primero, es decir, que el dinero se lo "guardaron" en cuentas personales, se les puede exigir que lo regresen y con ese dinero se pueden hacer otras compras nuevamente de medicinas.

Pero cuando lo usaron en medicinas pero las guardan y se les echan a perder, ahí ¿cómo?, ¿qué se puede hacer? En una auditoría o denuncia penal ya no se les puede pedir que regresen el dinero porque no se lo llevaron, pero el beneficio tampoco llegó.

Es más imperdonable que hayan permitido que la medicina se echara a perder, eso, con todo respeto para los que lo hicieron, no tienen...

Pero el problema es que hasta ahora seguimos esperando que se actúe contra quienes hicieron este tipo de acciones. Estamos esperando que terminen las auditorías para que se haga lo que se tenga que hacer.

Sé que no es fácil el proceso de las auditorías, sobre todo porque se tienen que seguir tiempos, plazos que la ley obliga y que es un proceso jurídico muy burocrático en donde si evades o te saltas un paso, y detienes al que desfalcó al Estado, al que se robó el dinero o a quien lo ocultó, por ese simple trámite burocrático que se omitió, puede obtener la libertad, aunque sea culpable, nada más por no seguir los tiempos que marca la ley, y por ello no habría castigo.

Yo sé, lo veo, lo siento, me lo dice la gente, quieren que ya se actúe contra quienes desfalcaron Durango, contra quienes se enriquecieron en la pasada administración.

A nosotros como periodistas y comunicadores la gente nos pregunta el porqué de las tardanzas y la respuesta es simple: hay que esperar tiempos.

Pero para los duranguenses que seguimos escuchando lo que sucedió, que seguimos escuchando que no hay dinero aquí, que tampoco dejaron allá y seguimos escuchando más cosas que hicieron como esto de los medicamentos, nos hace falta ver que las actuales autoridades están actuando, que nos demuestren que no son lo mismo ni iguales a los que se fueron, que nos demuestren que no llegaron a enriquecerse ni hacerle favores a sus familiares o amigos porque de eso, señores, de todo eso ya estamos cansados y ya no queremos que se repita la misma historia.

Todos los duranguenses que votaron por un cambio el pasado mes de junio esperan más, mucho más de las actuales autoridades. No queremos solo declaraciones y denuncias: queremos hechos, queremos ver que los funcionarios a los cuales el Gobernador les tuvo la confianza demuestren que están para hacer las cosas, si ya no diferentes, al menos mejor, sin corrupción, con oportunidades para todos.

EL PUNTO ES...

Cada día existe más irritación ciudadana sobre lo que hicieron y dejaron de hacer los que se fueron, pero cada día es mayor la exigencia a la actual administración de que actúe.

Si se tienen que seguir los plazos y tiempos para ello, para que no exista una equivocación y nos salgan con que los dejan libres por errores en los tiempos, estamos dispuestos a esperar, pero la espera provoca impaciencia y la impaciencia puede ser un arma de doble filo.

Lamentablemente las leyes están hechas por los mismos políticos que van a llegar a los cargos importantes y por ello las hacen para evitar ser castigados ellos mismos cuando roban o saquean al pueblo. Por ello son tan burocráticas.

Pero eso tiene que cambiar. ¿No cree usted?

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