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Arte y educación (deshumanizado) primera parte

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Arte y educación (deshumanizado) primera parte

Arte y educación (deshumanizado) primera parte

CARLOS CÁRDENAS

En 1976, cuando asistíamos a la educación primaria, junto a las materias académicas de cajón: matemáticas, español, ciencias naturales y ciencias sociales, se contemplaban el dibujo de imitación y la formación musical, al mismo tiempo que se destinaba un día a la semana para la educación física, todas contempladas como asignaturas, las visitas a la biblioteca eran regulares y fascinantes, aun me produce nostalgia el olor de la tinta impresa en algún libro.

Conforme se avanza en la educación formal, según el orden del sistema educativo, esto es: primaria, secundaria, bachillerato y educación superior, las materias relacionadas con la formación artística van perdiendo relevancia.

En algunas secundarias se imparten talleres extra-escolares: teatro, guitarra, coral, pintura, pero sin tener una repercusión académica.

El interés del sistema se ha ido inclinando cada vez más hacia las materias relacionadas con la ciencia y de aplicación en la vida práctica, lo anterior supone, aunque no lo parezca, un desequilibrio formativo.

La creciente demanda de actualización tecnológica ha provocado que la formación humanista pierda terreno en los planteles educativos. Los progresos de la ciencia y el desarrollo de las industrias junto a toda la infraestructura creada por las mismas han ido construyendo un sistema productivo basado en la explotación de la fuerza de trabajo en los distintos niveles, desde el trabajador obrero hasta los distintos cargos administrativos y que no implica, precisamente, realización profesional.

Por lo tanto, la mayoría de las instituciones educativas a nivel superior en nuestro país han ido promoviendo la formación técnica sobre la formación humanista, incluso, en algunas carreras con perfil de humanidades, los criterios y procedimientos se han tecnificado demasiado y han perdido su esencia original.

La revolución industrial trajo consigo un desarrollo más acelerado de la dinámica socioeconómica, sobre todo en lo que se refiere al consumo de productos y servicios a la par de una progresiva desigualdad social, acentuada por la concentración de la riqueza en pocas manos abriendo brechas de tipo social que han sido motivo de lamentables conflictos.

Otro factor determinante que ha desestabilizado la armonía laboral y social es, sin duda, la falta de una estrategia educativa que permita una adecuada orientación vocacional.

En el mundo industrializado y corporativista se piensa que la aspiración de los jóvenes debe ser el de integrarse a empresas, industrias, despachos, tanto del sector público como privado, todas las actividades ajenas a los mismos representan riesgos y no garantizan una vida digna.

Posiblemente, algunos detalles de tal afirmación pueden tener algo de sentido, el ejercicio de actividades como las bellas artes suponen un camino azaroso, difícil de seguir, en ocasiones muy sacrificado, ¿de dónde proviene entonces el fenómeno de la supervivencia del arte en la sociedad?, tal vez, como dijo alguien por ahí: "No por pensar mucho en un buey le van a salir cuernos a uno".

Escrito en: GALERÍA SEISDIECIOCHO formación, educación, materias, sistema

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