Miles levantan la voz por México
Con el Himno Nacional entonado al pie del Ángel de la Independencia, concluyó ayer la marcha #VibraMexico en la Ciudad de México, que concentró durante dos horas el rechazo a las políticas de Donald Trump contra el país y tuvo instantes de protesta contra la impunidad, la corrupción y el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Luego de dos semanas de cuestionamientos sobre los motivos de la convocatoria, divida entre el apoyo y el rechazo, la manifestación pudo reunir a 20,000 personas que se manifestaron con muchas banderas mexicanas en alto, pocas pancartas y algunas consignas.
A lo largo del trayecto que arrancó en el Auditorio Nacional y duró aproximadamente dos horas, no hubo saltos y ni sobresaltos. Tampoco pintas ni mentadas. Hubo voces, eso sí, que se levantaron en contra Trump y pedían la renuncia de Peña Nieto, aunque con menos decibeles que el eco que han dejado en el Paseo de la Reforma otras manifestaciones.
En apoyo a los migrantes mexicanos también saltaron algunas consignas y una manta desplegada al pie de las escalinatas del Ángel. Ciudadanos estadunidenses que salieron también a rechazar "los ataques de Trump a México", dijeron. En sus manos, cartulinas en las se leía: "#NoBanNoWall".
Pero en torno de las notas del Cielito Lindo y el grito de ¡Mé-xi-co, Mé-xi-co! sí hubo unidad: todas las gargantas despertaron al comienzo de la marcha, y por tramos durante el trayecto. Sin embargo, los silencios a veces eran extendidos. Será porque en esta manifestación no hubo altavoces que dictaran la consigna para quienes no las conocen. Ni contingentes, en general.
Además de la UNAM, el Politécnico, el CIDE (el Centro de Investigación y Docencia Económica) y alguna otra organización, la mayoría de los asistentes se acomodó donde pudo, conforme llegaron, con la familia y los amigos. La mayoría vestidos de un blanco impecable y muchos con la playera verde de la Selección Nacional.
Hubo quienes eligieron otros colores para romper las reminiscencias de las marchas por la vida (contra el aborto, pues) y contra la inseguridad (que no contra la violencia), que convirtieron el blanco en el tono de la derecha. Al menos de los sectores más conservadores. Hubo poco negro, nada de pañoletas que esconden rostros y muchos sombreros y cachuchas para proteger la piel del sol.
La marcha tuvo rostro de familia. Había más canas. Menos jóvenes. O tal vez más dispersos. Entre los universitarios, encabezados por el rector Enrique Graue, faltaron estudiantes: de las preparatorias, los CCH´s y las facultades.
Dos incidentes llamaron la atención: un camión con altavoces que intentó participar en la marcha y topó con una valla de granaderos y policías que impidió su paso y un grupo de jóvenes que se acercó al rector Graue, casi al llegar a la Glorieta del Angel, para reclamar: "¿Dónde estaba la burocracia universitaria cuando salimos a marchar por Nochixtlán o Ayotzinapa?" "¡Qué vergüenza, señor rector, que ponga usted a la universidad al servicio de la oligarquía!"
Entre los participantes estaban representantes de algunas de las organizaciones convocantes: María Elena Morera, de Causa en Común; María Amparo Casar, de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad; Juan Pardinas, del Instituto Mexicano para la Competitividad, el historiador Enrique Krauze y los escritores Héctor Aguilar Camín y Ángeles Mastretta.
"Un escritor tiene la obligación de protestar y de criticar por escrito, pero aquí no basta lo escrito, hay que salir", dijo Krauze en entrevista con los medios. Aguilar Camín, por su parte, afirmó que la situación de México ante Trump "amerita una movilización del tamaño que sea" parque "la gente le diga a ese señor que hemos tomado nota de su falta de respeto".
Sí, la gente estuvo allí para reclamarle a Trump. También a Peña Nieto y su gobierno. Pero su indiganción no alcanzó para hacer vibrar a México... Al menos no como muchos hubieran querido.