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Generar empleos aquí es una tortura

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Generar empleos aquí es una tortura

Generar empleos aquí es una tortura

IVÁN SOTO HERNÁNDEZ

En todo México generar empleos mediante una pequeña empresa es sin duda una gran tortura para quien pretende lograr ese sueño, que muchas veces -quizá la mayoría- se basa más en la intuición y las ganas, por encima de que exista profesionalismo, colmillo o fortaleza financiera, técnica o intelectual.

No por nada nuestro país está en el lugar número 53 a nivel mundial en cuanto al nivel de facilidades que otorgan los gobiernos federal, estatal y municipal para abrir un nuevo negocio, según estudios como el Doing Business, de un total de 189 naciones evaluadas en ese rubro.

Sin embargo, se acaban sexenios completitos que prometen hacer más ágil y simple la regulación para la apertura de empresas en México, y en los hechos, el osado que pretenda generar fuentes de trabajo se topa con todas las trabas del mundo.

Al menos que seas un consorcio grande, trasnacional o internacional. Ahí seguro que cuentas con todo el apoyo oficial.

Pero es algo contrastante, pues cuando el ambiente económico es más complicado -como el que se vive en estos momentos en Durango y todo el país-, pareciera urgente una política de sensibilidad de parte de los gobiernos para entender la situación e incentivar la creación de empleos.

Se trataría de hacer simple crear un negocio; de facilitar su registro y validación oficial; de suavizar su regulación y darle las condiciones a un mayor número de mexicanos para que genere riqueza y contribuya a la economía formal. Pero no es así. Ese sueño guajiro se sigue viendo lejano.

Y es que, sucede todo lo contrario, ya que las quejas están a la orden del día en la prensa local y nacional, y por supuesto en las redes sociales. Porque en ocasiones quien arriesga su capital y su tiempo para mejorar su entorno creando trabajo, se topa con una triste realidad: no hay ningún incentivo, más bien lo que se observa es una pista de obstáculos.

Pongo una experiencia personal antes de seguir con el punto al que quiero llegar, pues llevo varios meses apasionado en el impulso de un pequeño e innovador establecimiento de artículos y servicios para mascotas, especialmente para perros y gatos.

Esta experiencia me ha servido para autoemplearme, para explorar por enésima ocasión la faceta de emprendedor a la que me refiero, y de paso para ayudar a dos o tres familias a salir adelante con un modesto ingreso por sus servicios directos o indirectos en este lugar.

Resulta que ayer el proveedor de banderolas publicitarias entregó las que este negocio había solicitado semanas atrás, y las puso a prueba provisional para ver qué impacto generaban y para determinar el mejor punto para su colocación definitiva en el local.

Pues en ventas, al menos ayer no tuvo ningún impacto, digamos que no hubo nada nuevo o fuera de lo normal. Pero en menos de una hora sí provocaron la visita de los Inspectores Municipales para dejar acta administrativa exigiendo el permiso correspondiente de cada bandera, y anticipando una posible sanción en caso de incumplir en el plazo señalado.

Ciertamente los changarros que representan el 90 por ciento de la economía de las empresas en Durango y México podrían ser menospreciadas por su importancia en lo individual, pues no se les mide ni se les da su justo valor por lo que representan en conjunto: la alternativa legal más accesible para que la crisis económica familiar no se desborde.

En regulación, lamentablemente podría haber más y más foros a los que asisten nuestros funcionarios federales, estatales y municipales para aprender de modelos de apertura rápida de empresas de otras ciudades u otras naciones. Sin embargo, la teoría no se aplica en la práctica y lo único cierto es que en México generar un empleo es una auténtica tortura.

Quizá por ello la economía subterránea es tan amplia y creciente, pues se maneja al amparo de la informalidad, lejos de las leyes, no pagan renta, luz, agua, teléfono, señal de datos, permisos, refrendo de los permisos, contribuciones al fisco en todos sus niveles, trámites y más trámites.

Todo un agobio. Afortunadamente cuando las circunstancias económicas son las más adversas es cuando más se puede apreciar el nacimiento de pequeños grandes proyectos productivos de éxito, que no solo resuelven la necesidad de nuevos empleos que la ciudadanía le exige a las autoridades, sino que llegan a modificar hábitos de consumo o a ocupar una necesidad que existía en el mercado sin que éste se diera cuenta de ello.

Esperemos que lo que resta del año se vea una auténtica reacción oficial en todos sus niveles de poder a favor de inculcar el autoempleo en la formalidad, con facilidades, con estímulos y no con el garrote institucional de las multas, las sanciones, las visitas de acoso gubernamental o las prohibiciones sistemáticas a quien busca salir adelante por su cuenta.

Envíame tus comentarios a [email protected].

Escrito en: ComuniK2 pues, México, generar, quien

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