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El divorcio, una decisión complicada

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El divorcio, una decisión complicada

El divorcio, una decisión complicada

IGNACIO ESPINOZA GODOY

Cuando las parejas se unen en matrimonio, generalmente, las expectativas para un futuro de corto, mediano y largo plazos son de una relación estable y duradera, aunque lamentablemente pocos cónyuges logran consolidar ese nexo de tal manera que se pueda hablar de que han llegado a un nivel en el que han superado crisis exitosamente, pues luego de más de una o dos décadas esos sueños, en ocasiones, se vienen abajo, se desploman y llega el momento temido, el desenlace que nadie quisiera desde que comenzaron a caminar juntos: el divorcio.

De manera lamentable, ese triste final a veces se presenta a la vuelta de la esquina, es decir, en algunas semanas, meses o en los primeros años de relación, debido a que esas parejas no estaban preparadas para la vida en común, para compartirlo todo, de tal forma que en el primer conflicto no saben encontrar la solución, ni concilian sus intereses para salir adelante, ya que ninguno cede en su postura por lo que terminan enfrentados como si se tratara de dos grandes enemigos, así que piensan que lo mejor es ponerle punto final a esa relación, que en realidad no tenía futuro ante posiciones tan encontradas.

Las consecuencias de que una relación se acabe en esos términos siempre serán dolorosas para ambas partes, ya que no puede haber algo peor que ver cómo se rompen los sueños y anhelos de encontrar la felicidad y la estabilidad emocional y afectiva unido a la persona que más se ama, aunque luego vienen los cuestionamientos en torno a si en verdad era la persona adecuada para realizar esos sueños, pero en esos momentos no siempre se puede realizar una autocrítica para reconocer los errores propios y admitir que se tomó una decisión equivocada.

Es cierto, nadie está preparado para afrontar un fracaso en la relación matrimonial, lo mismo que nadie está capacitado como para jactarse de que, después de firmar el acta que los une como pareja, todo caminará como se ha planeado, ya que todas las relaciones son diferentes, como distintas son todas las personas, de ahí que difícilmente se puede predecir cómo marchará la convivencia entre cónyuges en los distintos aspectos, por lo que siempre habría que mantener y reforzar la comunicación para evitar y resolver los conflictos que podrían presentarse en el trayecto de su relación.

Muchos atribuyen el fracaso de los matrimonios al hecho de que los contrayentes son jóvenes que no han tenido la oportunidad de madurar en todos los aspectos, sobre todo, en el emocional, de ahí que se piensa que éste es el principal factor que influye para que las relaciones no encuentren el punto de estabilidad que finalmente buscan quienes toman la determinación de compartir su vida con otra persona en la que depositan sus esperanzas en todos los sentidos, aunque siempre lo más importante es reforzar esto con la contribución de varios ingredientes que, mezclados, ayudan a que las relaciones se consoliden y perduren durante muchos años, "hasta que la muerte los separe", como se indica en algunas ceremonias religiosas.

Por supuesto que no existe una fórmula exacta para garantizar que una relación matrimonial funcione a la perfección; sin embargo, mientras sus integrantes tengan la convicción de que están poniendo lo mejor de sí mismos para que ese objetivo se concrete en los hechos, la probabilidad para alcanzar cierta estabilidad será mayor. No obstante, habría que considerar que siempre habrá diferencias de criterios, de apreciación, de formas de pensar, aunque en este aspecto lo realmente importante es encontrar el punto de equilibrio para ceder un poco a cambio de lo mejor para su relación.

Son muchos los elementos que intervienen para que la relación conyugal se rompa a tal grado que termine en divorcio; empero, lo fundamental para que el nexo matrimonial se conserve es una combinación de factores como el amor, el respeto y la comunicación, pues mientras uno de éstos falte en la convivencia que se genera cotidianamente entre ambos esposos, será muy difícil que su relación se consolide y perdure por mucho tiempo, ya que se trata de valores que no pueden desligarse, en virtud de que dependen el uno del otro dentro de cualquier ámbito donde coincidan seres humanos.

En este contexto, los jóvenes que deciden casarse deberían valorar previamente si verdaderamente están dispuestos a sacrificar muchas cosas en aras de velar por el bienestar de una relación que ya será de dos, pues tendrán que luchar por que su amor se sobreponga a todas las adversidades que seguramente se encontrarán en el difícil trayecto que representa el matrimonio, aunque siempre valdrá la pena la experiencia cuando se va con la convicción de que ambos buscan el mismo objetivo: ser felices como pareja y como padres.

En el divorcio, en ocasiones, lamentablemente, las parejas que toman esa decisión no siempre están dispuestas a luchar por su amor, sino que determinan ponerle punto final a su relación simple y sencillamente porque se dan cuenta de que son incompatibles en varios aspectos, cuando lo ideal es conocerse antes de pensar en unir sus vidas, lo que lamentablemente no siempre ocurre y que deriva en una inevitable ruptura conyugal que a todos nos afecta.

Escrito en: Padres e hijos NOSOTROS relación, siempre, punto, esos

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