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La mezcla imperfecta

A simple vista

La mezcla imperfecta

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LUIS LOZANO

Tras su atropellado arribo a la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que incluyó la improvisación de Alicia Gamboa en la Secretaría General (jamás inscrita en la planilla) y rostros de evidente descontento en su toma de protesta, matizados por ausencias importantes, Luis Enrique Benítez Ojeda se vio obligado -como sugirió la alcaldesa lagunera Leticia Herrera Ale- a iniciar una operación cicatriz.

La fórmula para resolver la encrucijada en que irónicamente lo puso la obtención de la dirigencia, no era para nada sencilla; sin embargo, los grupos disidentes le dieron cierto margen de maniobra para recomponer el rumbo del organismo, y evitar así una debacle de cara al inicio del proceso electoral.

Pero las cosas parecen no marchar bien todavía: el lunes, en la toma de protesta de casi una treintena de integrantes del Comité Estatal, no llegó la calma que, en teoría, debían dar las decisiones correctas.

De entrada, llamó la atención que en el evento no hubiese más público que los propios miembros del comité: el aplauso fue entre ellos. No más.

Y aunque público, el evento no atrajo -siquiera- a familiares de los políticos que deben encargarse de construir la primera parte del camino a la recuperación de la gubernatura perdida en 2016, que sin duda es la elección 2018. Tampoco asistieron dirigentes de sectores ni organizaciones; mucho menos líderes fácticos del partido. Extrañas ausencias.

Sin embargo, fue en los nombramientos donde los más críticos del PRI observaron el nuevo fracaso en la intención de atraer a quienes, prácticamente en automático, se alejaron del organismo tras el nombramiento (para algunos ilegal) de Benítez Ojeda.

En el comité estatal, no se incluyó a allegado a alguno de Óscar García Barrón, diputado federal que reclamó con estridencia el proceso con el cual se eligió a Luis Enrique. La razón: ausencia de acuerdo alguno con el dirigente campesino.

Se intentó, además, incorporar a La Laguna en el comité: Juan Ávalos Méndez y José Gabriel Rodríguez Villa fueron los acercados. Sin embargo ambos estuvieron ausentes de la toma de protesta; demasiado importante el evento, como para que no asistieran. Eso sí, debe señalarse que el primero de ellos, hizo referencia al nombramiento en su cuenta de Twitter; el segundo, nada.

Pero lo que más preocupó fue la cercanía de algunos de los nombrados con el exgobernador Jorge Herrera Caldera (cuya mayor parte del gabinete está en tela de juicio, literalmente) y Esteban Villegas Villarreal, primer derrotado el PRI en una elección estatal duranguense, en toda la historia.

¿Por qué incorporar afines a los perdedores e ignorar a los ganadores, entendiendo estos como los líderes de La Laguna?

Hasta el momento no hay explicación.

Lo cierto que es que el nuevo comité estatal se volvió en una auténtica capirotada política, con exceso de algunos ingredientes y falta de otros, que hicieron una mezcla imperfecta de mal sabor, cuando lo urgente y necesario, era crear el más sofisticado de los platillos, con lo que en el PRI hay. No fue así.

Fue tan malo el resultado, que afirman los cercanos a Ismael Hernández Deras, que ni siquiera él está cómodo con las primeras acciones de su impulsado.

Por cierto: aunque no lo exponen públicamente, ha crecido el descontento por la doble responsabilidad del dirigente del organismo, que está -a medias- tanto en el partido, como en el Congreso local, donde su protagonismo logrado podría desdibujarse poco a poco, ante la natural necesidad de atender la oficina de Domingo Arrieta.

El partido, pues, sigue dando pasos en falso de cara a su reconstrucción. La crisis que inició el 5 de junio de 2016, está lejos de terminar.

Twitter: @luizork

Escrito en: a simple vista toma, estatal, líderes, proceso

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