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Esfuerzo = logros

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Esfuerzo = logros

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IGNACIO ESPINOZA GODOY

¿Qué nos depara el 2018? Esta es una pregunta que muchos nos formulamos al inicio de este año, luego de pensar, tal vez, en los deseos y propósitos que nos planteamos unos momentos antes de que concluyera el año 2017. Sin embargo, más allá de las metas que nos hayamos fijado, sin importar el ámbito en el que nos desenvolvamos, lo cierto es que cada objetivo depende exclusivamente del esfuerzo personal que le imprimamos a cada acción que desarrollemos, así que nada se puede dejar al azar ni a la intervención divina, porque de esta manera no suceden las cosas.

"A Dios rogando y con el mazo dando". "Ayúdate, que yo te ayudaré". "Al que madruga Dios lo ayuda". Los anteriores son dichos populares que encierran una gran sabiduría y los cuales tienen en común que se refieren al trabajo, al esfuerzo que las personas deben efectuar en las actividades que realizan todos los días, pero sin esperar que a través de la colaboración de un ser superior obtengamos mejores resultados, ya que sólo mediante lo que hagamos individualmente es como podemos alcanzar los objetivos que nos hayamos propuesto ver realidad en el corto, mediano y largo plazos, pues la intervención celestial no opera de esta forma.

Es conveniente aclarar que con ello no estoy negando que un ser divino, el Todopoderoso no tenga injerencia en nuestras vidas. Por el contrario, soy un convencido de que su influencia es decisiva en cada acto que hagamos o dejemos de hacer; sin embargo, pienso que la fe y la devoción deben ir acompañadas de acciones muy concretas para que obtengamos los resultados que esperamos, pues nada se mueve si no es a través de lo que emprendamos cada día, así que no esperemos que el Creador haga las cosas por nosotros pues aguardaremos en vano.

Luego sucede que muchas personas culpan a ese ser divino de su situación económica, familiar y laboral, cuando todo lo que cosechamos en esos ámbitos es responsabilidad exclusiva de nosotros, por lo que sería ingrato e injusto culpar a esa entidad celestial de todo lo malo o negativo que ocurre en nuestras vidas, si finalmente sólo cosechamos lo que sembramos, ni más ni menos, así que reflexionemos en que antes de responsabilizar a alguien más de nuestras desgracias debemos realizar un ejercicio de autoevaluación y reconocer que todo lo que tenemos no es más que resultado de nuestras acciones y omisiones.

Lo importante es que, al efectuar ese ejercicio analítico de lo que hemos hecho y dejado de hacer en el año que apenas terminó, seamos honestos y aceptemos que nosotros hemos labrado y forjado nuestro destino, con acciones certeras y, también, con errores en las decisiones que tomamos a cada momento y las cuales impactan de manera positiva o negativa en nuestra existencia, por lo que debemos ser más reflexivos e inteligentes a la hora de dar cualquier paso en las determinaciones que asumimos si deseamos obtener los resultados esperados, esos que buscamos para superarnos y ser mejores en todos los aspectos.

De lo contrario, si nos engañamos y nos autocompadecemos al culpar a los demás de lo que hemos acumulado en los distintos terrenos, entonces no avanzaremos y sólo seguiremos viviendo en un entorno en el que sólo nosotros sabemos que a nadie más podemos responsabilizar cuando se trata de hacer un balance de lo que tenemos, ya que quienes nos rodean no toman las decisiones por nosotros ni tampoco les podemos atribuir las acciones que ejecutamos nosotros con plena conciencia y noción de las consecuencias que tendrían al final.

Por ello, amable lector, y recapitulando sobre el tema que nos ocupa, podemos esperar del año que apenas inicia lo que nosotros decidamos con base en factores como el esfuerzo, la constancia, la disciplina, la responsabilidad, la puntualidad, la solidaridad y otros elementos positivos que, conjugados, nos ayudarán a mantener el nivel de bienestar que buscamos para nuestras respectivas familias, aunque en lo personal yo agregaría que es importante encomendarnos al Creador, al Todopoderoso, a ese ser divino que también está presente en cada paso que damos, en cada tropiezo que tenemos, en cada propósito que alcanzamos, así como en cada fracaso que sufrimos para consolarnos y enseñarnos que siempre hay que levantarse para seguir adelante.

Es importante, por supuesto, fijarnos propósitos, tener deseos para este y los años venideros; sin embargo, debemos siempre tener presente que si cada una de esas metas y buenos deseos no van de la mano del esfuerzo y el trabajo cotidianos, de nada servirá pues nada se consigue si no es mediante la actividad constante.

¿Qué nos depara el año 2018? Lo que deseemos sólo será posible, insisto, si ponemos manos a la obra en cada pequeño deseo y propósito, con ese esfuerzo adicional que le imprimamos al trabajo que realizamos todos los días, sin perder de vista que nadie más hará lo que nos corresponde exclusivamente a nosotros, así que sólo nos resta motivarnos en todo lo que emprendamos para posteriormente recoger los frutos y sentirnos orgullosos de lo que logremos al término del día y de este año, si el Creador nos lo permite.

Escrito en: Padres e hijos cada, nosotros, nuestras, nada

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