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5 criterios para decidir

Con/sinsentido

MIGUEL FRANCISCO CRESPO ALVARADO

¿Cómo hacernos de criterios racionales para la elección de nuestras autoridades? En medio de los descalificativos, las calumnias y las verdades a medias que nos ofrecen partidos y candidatos, ¿de qué manera nos podemos hacer de elementos para decidir mejor, incluso pensando en que la mayoría ejercerá su voto de manera pasional y que poco aportará nuestro intento por meditar cuidadosamente nuestra particular elección?

En lo personal me preocupan cinco grandes temas y será a partir de lo que propongan los candidatos en esas materias que ejerceré mi derecho a votar.

1. Educación. Sostengo que ese es el problema más grave de México. Hemos trasplantado fragmentos inconexos de distintos sistemas educativos en el mundo que, para colmo, los ejecutamos de manera equivocada. Cualquier propuesta que se acerque al planteamiento de una auténtica reforma educativa (y no sólo de las relaciones laborales con los docentes) puede inclinar la balanza de mi decisión. Por otra parte, sé que de manera alguna votaré por quien sólo esté buscando apoyo fácil, anunciando medidas que alegren a la tribuna, pero que no estén acompañadas de soluciones de fondo a los problemas educativos.

2. Combate a la corrupción. Los mexicanos estamos hartos del saqueo impune de la riqueza del país. Las autoridades no pueden ser juez y parte. Urge que se persiga la corrupción y que lo haga un ente externo, totalmente independiente de los gobiernos, los partidos, los grandes empresarios y los grupos facticos de poder. Aquí, hasta ahora, sólo algunas ideas timoratas que no demuestran que realmente los aspirantes piensan hacer algo drástico para disminuir el latrocinio.

3. Productividad. La riqueza de un país no surge por generación espontánea, se requiere de ciertas condiciones que detonen la producción. México es poco productivo por diversas razones que tienen que ver con la educación, la falta de una cultura empresarial generalizada, el fortalecimiento de las capacidades productivas de las pequeñas y medianas empresas (los recursos suelen canalizarse a los grandes, cuando quienes generan el mayor número de empleos son las PYMES) y el empoderamiento de la clase trabajadora a la que le urge mejorar su capacidad de compra y su calidad de vida. Los gobiernos en México deben dejar de sobre explotar a los empresarios pequeños y medianos.

4. Gasto público. Aquí, no sólo es necesario que nos digan en qué van a gastar el dinero, nos tienen que aclarar de dónde va a salir. México no puede seguir endeudándose más. El país requiere, además, que se adelgace la nómina de la alta burocracia, que se termine el derroche de recursos públicos, que se eliminen los gastos superfluos y que se quiten los privilegios injustificados. Y sobre todas las cosas, que se deje de lado el uso clientelar del dinero destinado a los mexicanos en situación de pobreza. Aquí, me parece, las campañas deben ser ejemplo de cómo se cuidará el recurso público. Veamos qué tienen para ofrecer los candidatos más allá de las propuestas.

5. Estado de derecho. Las leyes deben aplicarse a todos por igual. Ya basta de desorden. En verdad nadie debe por encima de la ley. En este rubro también exijo que se predique con el ejemplo. El número de trampas que realicen los aspirantes, sus partidos y simpatizantes, será determinante para mi elección. A partir de ahora y hasta las elecciones estaré muy al pendiente de lo que digan, pero, sobre todo, de lo que hagan quienes desean llegar a los distintos cargos de elección popular; hasta el último momento decidiré por quién votar.

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