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CALEIDOSCOPIO

Del origen jesuita y la fundación de Parras en la Antigua Provincia de la Nueva Vizcaya

Del origen jesuita y la fundación de Parras en la Antigua Provincia de la Nueva Vizcaya

DR. ENRIQUE SADA SANDOVAL 18 ago 2022 - 08:54

PARTE 3 DE 5

No obstante lo anterior, también se sabe que algunos de los primeros vecinos colonizadores se negaron del todo a abandonar sus tierras y aguas, razón suficiente por la cual las concesiones y entregas de mercedes continuaron ofreciéndose de manera solícita por parte de quienes hasta entonces ocupaban puestos políticos en la gubernatura de la Nueva Vizcaya. Prueba de lo anterior serán las que se extendieron con este mismo fin nada menos que al gran militar y Pacificador Francisco de Urdiñola respecto a lo que a la postre sería la hacienda de la Castañuela con fecha del 22 de noviembre de 1589, seguido por el migrante hispano-alemán Juan Morlete realizada en Parras en la misma fecha citada, siguiéndose con otra concedida nuevamente a Urdiñola con fecha del 1 de junio de 1595, respecto a un sitio de ganado mayor "en el valle de las Parras, a linde de las caballerías que tiene mercedadas, como así mismo de los sitios y demasías que hay desde el agua de las Parras hasta la Ciénega de las Castañuelas, que es sitio de dicho general Urdiñola..."

Y las concesiones de luengas mercedes de tierras se siguieron extendiendo todavía más allá de los personajes ya referidos pues se tiene conocimiento de que entre los años de 1586 y 1587 el gobernador de la Nueva Vizcaya, don Antonio de Monroy extendió por cuenta propia una merced a quien fuera su tesorero, Juan de Ibarra, de dos sitios de ganado mayor y dos caballerías, en la denominada Sierra de Coapas, y de todas las demás que hubiera entre las propiedades de Urdiñola, en los afluentes y manantiales de la Castañuela, así como en las estancias de Patos y de San Juan de la Vaquería. Por su parte, el 4 de octubre de 1587 el teniente de gobernador Martín de Zavala hizo merced a Juan de Ibarra de dos sitios de ganado mayor en el río denominado "de los Muchachos"

Hasta aquí todo parecería una serie de concesiones y dotaciones hechas de manera sincronizada en un mismo lapso de tiempo y a conciencia; esto es, pensada con miras estratégicas para favorecer a varios individuos para que se establecieran en parajes donde habrían de tener que valerse por sí solos y en constante defensa de su propiedad y su vida. Sin embargo, conforme descubrimientos posteriores realizados en archivos a partir de la década de los años treintas del siglo pasado, se verá que las mismas en realidad corresponden nada menos que con una serie de concesiones que empezaron realmente a detonarse en 1582: para este entonces Alberto del Canto obtuvo para sí una merced de un sitio de ganado mayor "en el Valle de Buena Esperanza, en la Ciénega que dicen de San Juan". El 15 de mayo de 1583 encontramos que Juan de Ibarra mercedó por su parte tres caballerías a Gaspar Castaño, ubicadas en la "ciénega que dicen de la Encantada", seguida a su vez por otra que vemos emprendida por el teniente de gobernador Francisco López de Ibarra, quien a partir del mismo año habría de mercedar a Urdiñola un sitio de ganado mayor, seis caballerías, dos solares para casas, dos suertes de huerta y un ejido de molino en los ríos de los Palmitos y Nogales, que están entre la villa del Saltillo y las Parras, diez leguas poco más o menos de dicha villa...".

Sin embargo, no pasaría mucho tiempo desde dichos otorgamientos para que llegado el último decenio del siglo XVI, todas estas mercedes pasaran a formar parte del creciente patrimonio del Capitán y Pacificador Francisco de Urdiñola y Urrambide quien logrará al poco tiempo acaparar todas las tierras que se extienden desde las goteras de Parras hasta los aledaños a la villa de Santiago del Saltillo puesto que para noviembre de 1599 veremos como el capitán Alberto del Canto hará una donación al mismo Urdiñola de la estancia de la labor de Buenavista, dotada con nada menos que cinco caballerías junto con algunas casas de morada, corrales con huerta con cuatro días de agua más toda el agua correspondiente a la estancia de Buenavista, cuyo casco de hacienda se localizaría actualmente a menos de 10 kilómetros al sur de Saltillo.

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