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El sombrero...mis anécdotas de folklore en Durango

El sombrero...mis anécdotas de folklore en Durango

JUAN ERNESTO JURADO OSUNA 1 sep 2022 - 08:54

En 1984 durante mi trabajo de campo en el proceso de investigación sobre los bailes tradicionales en la región de Simón Bolívar y Santa Clara, Dgo., tuve la fortuna de llegar a un lugar llamado "La Huerta" o "El rancho de los Fernández", ahí me encontré con un personaje altamente carismático llamado Francisco Pérez Casas, señor alto, delgado, originario de San Vicente de Melones nacido en 1918, descrito por varias personas y corroborado por él mismo como gran bailador de cuadrillas entre los años de 1940 y 1955 en los Poblados J. Isabel Robles, San Vicente de Melones y San José de Flechas de los municipios antes descritos.

De ese encuentro, comparto un pequeño fragmento de una charla con Don Francisco, sobre el uso del sombrero durante los bailes en ese tiempo por aquellos lugares:

"En tiempos de mí juventud usted, para ir a bailar necesitaba guardar su sombrero, lo encargaba con un amigo, la mamá de una bailadora, ¡tenga ahí le encargo mi sombrero!, o se juntaban y los ponían todos en una mesa; ¡para bailar se necesitaba quitarse su sombrero! era respeto a la bailadora, ¡nada de colgárselo! ¡nada de eso! ya bailaba uno, iba lo recogía y se lo ponía".

"En el rancho de Flechas una vez hubo una chingadera, porque ya los jóvenes no se querían quitar el sombrero, entonces hubo un baile de distintivo, era veinte de noviembre, lo hizo una maestra de Robles, se llamaba Maruca; en fin, ya estaba el bailecito trabajando, era en un saloncito con bancas así alrededor, entonces el Jefe de Cuartel, señor grande, fue y se acostó y le dijo al señor que la hacía de comandante: le encargo que no deje a los muchachos bailar con sombrero, ¡ta´ bueno! le contestó, yo entre al baile, me senté, compré mi escuisito y me puse yo a tomarme mi sodita, allí senta'o hasta crucé la pierna, entonces entró el Comandante con su esposa y se sentaron allá enfrente, un hijo de ellos andaba bailando, pos´ sí, todos los muchachos bailando, entonces de rato, entro un muchacho carajo y sin quitarse el sombrero agarró a una bailadora ¡la profesora! ¡era el chino! no me acuerdo cómo se llamaba, pero así le decían, era el único que traiba sombrero, y el muchacho bailando, entonces pasó por enfrente del Comandante ¡aquí le guardo su sombrero Chinito! Le dijo el comandante ¡Porque el Juez no quiere que bailen con to' y sombrero! Le quita el sombrero, el muchacho lo' lo' sacó una pistola 380 ¡a mí ningún jijo de la chingada me quita mi sombrero!, ¡y que le truena!; la maestra llegó corriendo hasta donde yo estaba, ¡Pos´que trae Maru? ¡Un pleito allá! Volteó la vista y los chinga'os balazotes; entonces vi al Comandante recarga'o en la pared que se hacía así, se hacía así, se hacía así, se hacía así (señalando que giraba el cuerpo a un lado y otro) ¿Ya me entiende? el chinga'o pela'o ¡le estaba tirando los balazos así mire! y como el hombre se hacía así y se hacía así y se hacía así, a la que le dieron fue a su esposa del comandante en mero en medio de las dos chichis y a otra señora que estaba en un la'o un rozón en el brazo ¿Y al hombre que le pasó? Pregunté intrigado, ¡No espérese! Como el hombre se hacía así y se hacía así, y se hacía así, le vino a dar un balazo solamente en el brazo, el comandante traía una 45, pero no la sacó, ¡si la saca destripa a más de cuatro! ¡estaba lleno! entonces, cuando el muchacho hizo esa fregadera, se quiso pelar y como ahí andaba un hijo del comandante gritó: ¡Aquí también hay jijo de la chingada!

La pela y reata, ¡le dio un tiro en la cabeza! y el chino cayó redondito atravesa'o en la puerta, entonces, la música seguía tocando. Yo no sé si se hacían pendejos, pero ahi voy yo ¡Párenle a su chingadera! ¡Párenle a su chingadera! ¡Pos 'qué no ven! Así fue ya le digo y todo por un chingao sombrero, así era".

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