Francisco Villa y su estela de muerte
El año que viene (2023,) se cumplirá el centenario del asesinato de Pancho Villa y, tomando en consideración que es originario de Durango, las autoridades gubernamentales ya están planeando actividades para conmemorar ese acontecimiento fatídico.
Si bien es cierto que la participación de Villa y sus huestes fue primordial para el triunfo de la Revolución Mexicana de 1910, tampoco olvidemos que cometieron atrocidades contra sus enemigos fuera de combate, y también agredieron a la sociedad civil que nada tenía que ver con el conflicto armado. Para muestra, ahí van algunos botones.
Friedrich Katz, uno de los más grandes "fans" de Villa, en los dos tomos que escribió sobre su ídolo, refiere algunos casos siniestros: en diciembre de 1915 Villa ordenó la masacre de San Pedro de la Cueva, Sonora, donde fusilaron a un centenar de hombres del pueblo incluyendo al cura, que pedía clemencia por los condenados. En diciembre de 1916 aniquiló a 90 soldaderas en Camargo, Chihuahua, y después incineró sus cuerpos. En abril de 1917 autorizó que sus hombres violaran a un centenar de mujeres del poblado Namiquipa, Sonora.
Respecto a crímenes contra sus paisanos, recordemos que en 1915 cuando Villa tomó la capital duranguense, secuestró a los empresarios Antonio Bracho, Juan F. Paura y Pedro Torres, los mandó a la cárcel de Chihuahua, donde fueron pasados por las armas. En ese mismo año autorizó el asesinato de su gran amigo y compañero de mil batallas Tomás Urbina, originario y ejecutado en el municipio de Ocampo. Además, Villa procreó indirectamente al Abogado del Diablo original: Bernabé Jurado, uno de los personajes más emblemáticos de la corrupción mexicana del siglo XX; sucedió que en 1916 el revolucionario invadió y saqueó la Hacienda de Canutillo y fusiló al dueño Miguel Jurado, en presencia de su menor hijo Bernabé, quien huyó a Chihuahua y luego se trasladó a Ciudad de México donde se hizo famoso por litigar con tranzas inverosímiles, hasta que en 1980 asesinó a su esposa y luego se dio un balazo en la cabeza.
En 1966, cuando la cámara de diputados del Congreso de la Unión sesionó para que en su muro de honor se inscribiera el nombre de Francisco Villa, los diputados Vicente Salgado Páez, Guillermo Ruiz Vázquez y otros más se opusieron, debido a los negros antecedentes del Centauro del Norte. El resultado de la votación fue 168 a favor, 16 en contra.
Francisco Villa fue un héroe, pero también un villano sanguinario. Hay que ver a las personas de cuerpo entero, porque sino después nos llevamos sorpresas desagradables. Por último, los invito a que me acompañen a visitar la casa donde nació Villa, mediante el siguiente código QR.