Cuando un hombre como Silvestre Revueltas
Vuelve definitivamente a la tierra,
Hay un rumor, una ola
De voz y llanto que prepara y propaga
Su partida.
Las pequeñas raíces dicen a los cereales:
«Murió Silvestre»,
Y el trigo ondula su nombre en las laderas
Y luego el pan lo sabe.
Todos los árboles de América ya lo saben
Y también las flores heladas de nuestra
Región ártica.
Las gotas de agua lo trasmiten,
Los ríos indomables de la
Araucanía ya saben
La noticia.
De ventisquero a lago, de lago a planta,
De planta a fuego, de fuego a humo:
Todo lo que arde, canta , florece, baila
Y revive,
Todo lo permanente, alto y profundo
De nuestra América lo acogen:
Pianos y pájaros, sueños y sonido, la red
Palpitante.
Que une en el aire todos nuestros climas,
Tiembla y traslada el coro funeral.
Silvestre ha muerto. Silvestre ha entrado
En su música total,
En su silencio sonoro.
Hijo de la tierra, niño de la tierra, desde
Hoy entras en el tiempo.
Desde hoy tu nombre lleno de música
Volará cuando se toque tu patria, como
Desde una campana,
Con un sonido nunca oído, con el sonido
De lo que fuiste, hermano.
Tu corazón de catedral nos cubre en este
Instante, como el firmamento,
Y tu canto grande y grandioso, tu ternura
Volcánica,
Llena toda la altura como una estatua
Ardiendo.
Por qué has derramado la vida? Por qué
Has vertido
En cada copa tu sangre? Por qué
Has buscado
Como un ángel ciego, golpeándose
Contra las puertas oscuras?
Ah, pero de tu nombre sale música
Y de tu música, como de un mercado,
Salen coronas de laurel fragante
Y manzanas de olor y simetría.
En este día solemne de despedida
Eres tú el despedido,
Pero tú ya no oyes,
Tu noble frente alta y es como si faltara
Un gran árbol en medio de la casa del
Hombre.
Pero la luz que vemos es otra luz desde hoy,
La calle que doblamos es una nueva calle,
La mano que tocamos desde hoy tiene tu
Fuerza,
Todas las cosas toman vigor en tu descanso
Y tu pureza subirá desde las piedras
A mostrarnos la claridad de la esperanza.
Reposa, hermano, el día tuyo ha terminado,
Con tu alma dulce y poderosa lo llenaste
De luz más alta que la luz del día
Y de un sonido azul como la voz del cielo.
Tu hermano y tus amigos me han pedido
Que repita tu nombre en el aire de América
Que lo conozca el toro de la pampa, y la
Nieve,
Que lo arrebate el mar, que lo discuta
El viento.
Ahora son las estrellas de América tu patria
Y desde hoy tu casa sin puertas es la Tierra.