¿Alguna vez se ha apagado la antorcha olímpica?, ¿y qué pasa si se ahoga?

La llama olímpica, un símbolo de los Juegos Olímpicos, representa la paz, la unidad y el espíritu deportivo. Encendida en Olimpia, Grecia, y trasladada a la sede de los Juegos, la llama es cuidadosamente vigilada para evitar que se apague. Sin embargo, el fuego olímpico se ha apagado en dos ocasiones:

• Montreal 1976: En esta primera ocasión, la antorcha era de aluminio, y en su momento se pensó diseñarla para que tuviera una fácil combustión para el algodón (hecho con aceite de oliva, adyuvante y un cartucho de humo) pero el viento hizo de las suyas y la apagó de manera imprevista.
• Atenas 2004: Aquí fue una historia similar pero ahora, la antocha tuvo que recorrer medio mundo y para hacerlo aún más especia, este trayecto vio todas las sedes olímpicas (París, San Luis, Londres, Amberes, Ámsterdam, Los Ángeles, Berlín, Helsinki, Melbourne, Roma, Tokio, Ciudad de México, Múnich, Montreal, Moscú, Seúl, Barcelona, Atlanta y Sídney), el recorrido pasó por Pekín. La llama entraba al estadio Panatenaico de Atenas para la inauguración a manos de la velocista griega y segundo lugar en los 100 m de Sidney 2000, después entraba el presidente del COI, Lambis Nicolau, le hacía entrega a Gianna Angelopulos, presidenta del Comité Organizador, pero el fuego se extinguió por el fuerte aire que había en el estadio.

Estos incidentes son tratados con seriedad, y las medidas están siempre en lugar para asegurar que la llama sea rápidamente reencendida utilizando una fuente original, manteniendo la tradición y el simbolismo intactos.

¿Qué pasa si se apaga la antorcha olímpica?

Los organizadores lo vuelven a encender usando una llama de respaldo que se mantiene encendida precisamente para este tipo de situaciones. Este respaldo proviene del encendido original en Olimpia, Grecia, asegurando que la continuidad simbólica del fuego olímpico se mantenga y sobre todo que no sea un fuego "impuro".