Durango

 
Cáncer de mama

Asimilar que tengo cáncer no es fácil: Luz Griselda

Luz Griselda tiene un cáncer de mama agresivo en tercera etapa.

Gracias al apoyo de su esposo Ángel y de su familia, sale adelante de esta lucha contra el cáncer.

DINORA G. SOLÍS 18 oct 2024 - 04:03

Aún lo recuerda con cierto asombro. El pasado 19 de enero, Luz Griselda Morales García se descubrió una bolita en el seno derecho. Como era mamá de un bebé de meses, no le resultó extraño pues estaba en el proceso de amamantar. Cuatro días después, la bolita no desaparecía porque fue con un ginecólogo, quien le realizó un ultrasonido y descartó que fuera cáncer. Se pensó en ese momento que era una mastitis, una inflamación del tejido mamario que es más común en mujeres que están lactando. "Me recetó medicamento, pero con los días yo vi que la bolita seguía creciendo".

Para el 7 de febrero, acudió al Hospital Materno Infantil, pues con un particular era costoso y no veía mejoría. Sin embargo, también le dijeron que era mastitis y que iba a madurar esa bolita. Seis días después, regresó a revisión pues no aguantaba el dolor y la bolita ya abarcaba todo el pecho.

EL DIAGNÓSTICO

Una doctora la revisó y le pidió realizarse un ultrasonido y una mastografía. Los resultados de la mastografía revelaron que tenía de un 80 a un 85 por ciento de cáncer.

La noticia fue impactante, pues nunca tuvo indicios o problemas de dolores y tampoco hay antecedentes de cáncer en su familia.

Ella tiene cáncer triple negativo, del cual, debido a su agresividad, las tasas de supervivencia no son tan altas respecto de otros tipos. Este tipo de cáncer es nombrado así, porque las células tumorales no tienen en su superficie receptores de estrógeno ni de progesterona ni cantidades altas de proteína HER2. Debido a su rápido desarrollo, representa uno de los cánceres más agresivos.

Desde entonces su vida cambió. La mirada de Luz Griselda denota la impotencia de no poder tener la fuerza necesaria para cuidar a sus hijos. "Este proceso ha sido muy difícil, pues por lo mismo ya no podía cuidar a mi bebé, quería amamantarlo pero no podía porque me lastimaba, los dolores eran muy fuertes".

Todo este proceso la ha llevado a lidiar con sus propios demonios, pues la depresión la acecha cada vez que recae. "Emocionalmente es muy fuerte el saber que tengo cáncer y físicamente es también muy doloroso. El asimilarlo no es nada fácil".

TRATAMIENTO

Si bien son muchos factores que influyen en su estado de ánimo, lo más complicado, aseguró, es tener el tumor expuesto como en su caso.

Hasta este momento se ha sometido a nueve quimioterapias y diez radiaciones.

La caída de cabello o de las cejas puede resultar difícil para quien atraviesa cáncer. En el caso de Luz Griselda, al principio le aplicaban quimioterapia roja, que son fármacos que actúan sobre la fase mitótica de las células tumorales, por lo que duraba hasta una semana sin poder levantarse, le dolían mucho las piernas, dormida casi todo el día y el dolor del pecho no cesaba.

Desde el diagnóstico su vida cambió por completo. No solo sobrellevar lo que implica el cáncer, dejar de trabajar y, sobre todo, no poder cuidar a sus hijos con la atención que quisiera. "Mi hijo el más chiquito quiere que lo abrace y la verdad no puedo, el dolor es demasiado".

 SU GRAN APOYO

Su gran respaldo es su esposo Ángel González, quien afirmó que está con ella "en las buenas y en las malas". Por eso, desde un inicio le dio primero su apoyo moral "para que salga adelante, luchando con ella día con día y a la hora que sea".

Ángel trabaja "en lo que sale", a veces de albañil, comerciante o cualquier "chambita" para poder tener dinero, ya que los gastos son muchos tanto por medicamentos que tienen que conseguir fuera del hospital, además de los gastos de sus tres hijos. Pero aseguró que "con la ayuda de Dios hemos salido adelante".

Por su parte, Luz Griselda reconoció con tristeza que en este proceso mucha gente se retiró, "yo apoyé a muchas personas y ahora que las ocupamos no están. En mi caso mucha gente se hizo a un lado", confesó.

Sin embargo, tiene el apoyo de su familia y sus hijos que "son mi esperanza porque por ellos quiero seguir adelante, es duro sobrellevar la depresión, pero ellos son mi mejor motor para luchar". Contó que al inicio sus hijos, de 12 años, de siete y el más pequeño de un año y tres meses, estaban muy tristes por este padecimiento, pero ahora, aseguró que asimilan más la situación.

 EL MIEDO

Aseguró que, debido al tipo de cáncer, no es apta para operación; lo que buscan es tratar de erradicar el tumor con quimioterapia y radioterapia porque su tumor está expandido para dentro, es decir, si lo quitan ya no dejarían piel. Se le cayó la piel.

Reconoció que los médicos que la han tratado en el Centro de Cancerología la apoyan mucho, "desde la Dra. Rosales que me manda a las quimioterapias y el Dr. Veloz que se pone en el lugar de uno". Sobre todo considerando que, en su caso, las quimioterapias deshicieron su pecho. La empatía de los doctores también le ha ayudado a sobrellevar los tratamientos.

"Es difícil verme al espejo y ver cómo se me radió el seno, lo tengo de un color diferente, mi espalda la tengo como quemada. A veces digo que ya no puedo, la depresión va ligada con el dolor, pero la fe no la pierdo".

LA LUCHA

Comentó que si bien le redujeron el cáncer que padece en tercera etapa, la realidad es que "el cáncer que tengo podría decirse que se acopla al medicamento".

Le cambiaron a otra quimioterapia porque le iban a dar radioterapia; afortunadamente, esta quimio no le pega tanto. "Ando un poco más activa pero con esta nueva quimio me han salido ampollas en la garganta que no me permiten comer y no me sabe a nada la comida.

Sin embargo, este proceso le dura unas dos semanas y a la tercera, cuando le regresa su capacidad para percibir el sabor de los alimentos, ya debe regresar a la quimioterapia.

No obstante, Luz Griselda no se rinde. A través de su lucha diaria, Luz Griselda no solo enfrenta al cáncer, pues también demuestra que la verdadera fuerza no reside solo en su cuerpo, sino en su familia, en su corazón que se niega a rendirse. Si bien su futuro es incierto, su lucha es un recordatorio de que siempre hay lugar para la esperanza, la empatía y las ganas de vivir.

Su gran soporte

Luz Griselda y su esposo, Ángel González, tienen 17 años de novios, 13 de casados.

Ángel se accidentó cuando tenía nueve años, situación por la cual perdió un brazo.

"Sobrellevo mi discapacidad, pero es diferente porque a mí me pasó esto de niño y me adapté". Pero en el caso de mi esposa, el diagnóstico fue repentino y el dolor que debe aguantar es muy difícil", afirmó.

Ángel comentó que han conocido muchas personas en el Centro de Cancerología que van solas al tratamiento pues sus parejas las abandonaron al saber que tenían cáncer. Pero él tiene muy claro que "debemos entender que nos casamos para estar en las buenas y en las malas".

Fuerza. Luz Griselda tiene tres hijos pequeños, por quienes hace todo para salir adelante.
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Dolores. Su cáncer agresivo la ha llevado a usar parches de morfina o el tapentado, un analgésico opioide para tratar el dolor.
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Ayuda. La depresión la acompaña en los dolores, pero tiiene el apoyo de una psicóloga.
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