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LETRAS DURANGUEÑAS

Ayeres de mi barrio

JUAN EMIGDIO PÉREZ 10 jun 2024 - 07:53

El viento niño se vestía de polvo:

El ardor me encendía los ojos en las calles infantiles.

Con tenues luces en esquinas imprecisas

El tiempo y lo moderno me plantaron

En banquetas y calles asfaltadas.

Ahora

En la tienda de la esquina: "La noche triste"

Arde el soplete de Lalo, entonces aquel niño,

Y se apilan hierros de puertas y ventanas.

La frutería de don Joaquín y la tienda de la esquina

Ahora

Es amplio bodegón de materiales

Y pista de patinaje.

Están vacíos. Llegó la austeridad. Espejo

Donde se mira la pobreza -de todo-.

La tienda de los Luices: padre e hijo:

Ahora

Luce anuncio de Aseguradora con sensuales secretarias.

Mis pasos los sacude

El viento de los años.

Me detengo y miro mi cuadra, mi calle:

Están ahí.

Como yo estoy.

Han cambiado nuestros rostros

Y los rostros de casas y gentes

Han cambiado.

Los nuevos vecinos nos miran.

No saludan.

No quieren tratos con gentes desconocida.

-Es peligroso hablar con desconocidos-.

Se preguntan:

¿Quiénes serán esos? -los del barrio-.

Cuando los desconocidos son ellos.

El barrio los mira

¿Quiénes son? ¿A quese dedican?

¿De dónde vienen?

Nos pegunta nuestro barrio.

Él, que conoció nuestros trompos y canicas,

Nuestros goles callejeros.

Los padres de los Marrufo y los Montoya,

Murieron.

Murieron los Ruíz y los Benítez.

Sus viviendas también han muerto, adobes desnudos y techos caídos

Son descanso de malvivientes: dejan sus hilachos de basura y

Fogonazos de marihuana.

Los perros sufren de pesadillas

Dormidos ladran a pasos vagabundos.

La sombra del tiempo es implacable:

Lo joven envejece

Lo viejo se destruye.

Mi barrio rejuvenece y envejece.

Envejece y rejuvenece.

Es la marca del tiempo en paredes carcomidas

¡Ah, la marca del ogro tiempo!

El beso del ogro tiempo perdura en viviendas abandonadas.

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