Lux.
Entre aromas dulces y resquicios de estuco y maderas se abordan los talleres que desde hace 500 años han elaborado velas y veladoras para fines religiosos y festivos en los municipios de Tepoztlán, Tlayacapan y el barrio de Ixcatepec en el Estado de Morelos. Se cultiva así todo un arte que hoy día es motivo de premiaciones internacionales como es el caso de Tepoztlán.
El uso de la cera de abeja se ha dado desde tiempos ancestrales, pero es en México donde adquiere su forma única cuando los dominicos, agustinos y franciscanos españoles dieron enseñanza en tierras de tlahuicas oriundos del centro-sur del país.
Las cera escamada se realiza arduamente por manos comprometidas desde el corazón para llevar luz a quien lo requiera; se trata de un método de producción impresionante que ya es mestizo su resultado pues se identifica con tradiciones prehispánicas donde las flores son de suma importancia para honrar a los dioses que gustan de los diseños naturales. La labranza y el escamado son distintos ya que una tiene que ver con la hechura exclusiva de ceras en bruto, mientras que el escamado es un procedimiento de rayado sobre la cera que da forma y ornato a las mismas.
Desde 1960 existe una tradición que va de la danza en homenaje a los cereros ya que son muy pocos los que guardan las tradiciones y procedimientos de ofrenda desde la colonia.
Los tepoztecos se sienten orgullosos de ser patrimonio cultural a través de este arte tan generoso que respìra gracias a las costumbres que no cesan de dar sentido y valor a todo aquello que nos significa. Inmortalicemos pues las tradiciones y sentimientos que nos construyen y dan origen a través de los siglos.