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OPINIÓN

Cóctel de preguntas, resaca de dudas

Recuerdos de una vida olvidable...

Cóctel de preguntas, resaca de dudas

MANUEL RIVERA 15 jul 2024 - 08:24

La vida es una corta y continua línea de malentendidos", es la frase cuasi célebre que esta mañana me dicta la lectura de la prensa.

Si posiblemente en el mundo hay tantas definiciones de "vida" como habitantes tiene este, ¿por qué no sumar otra de particular vigencia?

Aunque escrita recientemente, esa frase que aspira a la celebridad tiene un origen tan lejano como mi niñez y una enseñanza tan necesaria como despreciada por mí. Desde hace seis décadas debí aprender que aventurarme a preguntar y conocer era exponerme al dolor de saber.

La ignorancia es el mejor sedante y excusa para evadir responsabilidades o, expresado en otras palabras, resulta la medicina natural por excelencia contra la realidad de la depresión y a favor de la fantasía de la felicidad.

Desconociendo lo anterior, creí entender en mi infancia lo que era el infierno cuando tuve la ocurrencia de preguntarle a mi abuela paterna cómo era la gloria prometida por el dios que premiaba el buen comportamiento y la fe.

Para mi desgracia recibí pronta y gráfica respuesta. Como bienaventurado, me dijo muy segura de sus palabras, una vez que yo fuera admitido en el Cielo tendría el gozo de estar frente al Creador, admirando eternamente su rostro de paz y bondad infinitas.

Esa condena al aburrimiento por los siglos de los siglos me aterrorizó y, por supuesto, movió a cuestionar la religión que de esa manera pretendía reconocer mi apego al decálogo de Moisés, constitución divina que, por cierto, contenía un numeral con el que yo tempranamente discrepaba.

Ni asumirse inocente garantiza estar libre de condena, ni el infierno puede estar siempre disfrazado de paraíso, entendí.

Los años transcurrieron y fracasaron en su tarea de hacerme madurar y enseñarme a vivir, no así en la de mostrarme que en el camino de la vida te abordan saberes que acompañan hacia destinos de tormento, pese a que se conduzca en el carril correcto y respeten las reglas de tránsito.

Arribó así a este día en el que extraigo cuatro preguntas de una lista que supongo es infinita:

¿Por qué no rehuir la información referente al asesinato de una niña en el tramo de la carretera 57 correspondiente a San Luis Potosí, presuntamente por efectivos de la Guardia Nacional, institución icono de los abrazos, no de los balazos?

¿Por qué suponer que el gobernador de Nuevo León está burlándose de sus gobernados y del resto de los mexicanos, cuando afirma que la educación en su entidad está a la altura de la de Finlandia, pese a ser constantes y notorias las quejas sobre las deficiencias de la infraestructura de diversas escuelas públicas en el estado que al parecer gobierna?

¿Por qué descartar que se trató de una lamentable excepción el caso de la madre que denunció en el Congreso de Zacatecas que, pese a estar notificado e informado, el Servicio Médico Forense de esa entidad tardó ocho meses en avisarle que el cadáver del hijo que buscaba se encontraba ahí desde ese tiempo?

¿Por qué mejor no creer que todo esto ha sido resultado de malentendidos y que en los entes citados prevalece el pudor y humanismo universal (no sólo el "mexicano")?

Pensar es acto cruel, omisión de lo tangible por la atención a lo intangible que se desliza en el tiempo que no regresa, merecido castigo por la soberbia de aspirar a "la verdad", tortura que provoca dudas eternas y recordatorio constante de lo que inevitablemente llegará.

¿Pero si cuestionar hoy doliera menos que el mañana de brutalidad por la ausencia de pensamiento?

¿O vivo en un malentendido?

riverayasociados@hotmail.com

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