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De Washington a Astaná: dos visiones contrapuestas

Urbe y orbe

De Washington a Astaná: dos visiones contrapuestas

ARTURO GONZÁLEZ GONZÁLEZ 15 jul 2024 - 04:03

Con una diferencia de una semana, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Organización de Cooperación de Shanghai (OSC) celebraron sendas cumbres que reflejan el estado actual del mundo. En Washington, la Alianza Atlántica cerró filas en torno al apoyo a Ucrania y al fortalecimiento del flanco oriental para plantar cara a Rusia y China. En Astaná, la Entente Euroasiática reafirmó su compromiso con la construcción de un orden mundial multipolar, alternativo a la visión de Occidente. Quien desee atisbar las tendencias geopolíticas de lo que resta de 2024 y el arranque de 2025, debe atender a lo ocurrido en ambas cumbres, así como a lo sucedido en torno a ellas estos últimos días.

La OTAN es una alianza política y militar creada por Estados Unidos en 1949 con el objetivo de frenar el avance de la URSS en Europa y defender los intereses comunes de los miembros de la civilización atlántica. Actualmente agrupa a 32 estados de Norteamérica y Europa, siendo los más fuertes EUA, Reino Unido, Turquía, Italia, Francia, Alemania, España, Polonia, Canadá y Suecia. Durante 75 años la Alianza Atlántica ha sido uno de los instrumentos centrales del orden internacional unipolar concebido por EUA y su enfoque principal ha sido la protección de la cuenca del Atlántico Norte.

La OSC, por su parte, es una asociación de entendimiento estratégico creada en 2001 a propuesta de China con los objetivos fortalecer la confianza y cooperación entre sus miembros en distintas áreas para garantizar la paz y seguridad de Eurasia y promover un nuevo orden mundial multipolar. Actualmente agrupa a 10 estados de Asia y Europa: Rusia, China, India, Pakistán, Irán, Kazajstán, Bielorrusia, Uzbekistán, Kirguistán y Tayikistán. La Entente Euroasiática es hoy para China uno de los principales instrumentos de impulso de un orden mundial multipolar y su enfoque de atención primordial está en Asia Central.

Atlántico Norte frente a Asia Central. ¿Cuál es la relevancia de estos espacios geoestratégicos? Desde el siglo I d. C. y hasta el siglo XVII, el centro de gravedad de la economía mundial estuvo en Asia Central. Durante 1,600 años, la zona más rica del orbe estuvo en una franja que va del mar de China Oriental al Mediterráneo, articulada por la Ruta de la Seda de la que China y la India fueron durante siglos sus principales beneficiarios. El ascenso de los imperios europeos, principalmente el británico, significó un cambio en la configuración histórica de la economía global. El dominio de los mares por una sola fuerza militar y comercial trasladó el centro de gravedad de Asia Central al Atlántico Norte, océano que se convirtió en el eje de una nueva visión del mundo.

Este trasfondo está plasmado en las declaraciones emanadas de las cumbres de hace unos días. Los miembros de la OSC advirtieron en Astaná los cambios tectónicos hacia un orden mundial multipolar y la necesidad de fortalecer la organización para asegurar la paz y estabilidad globales, promoviendo un nuevo orden político y económico justo. Propusieron una reforma integral de la ONU para aumentar la representación de los países en desarrollo y fortalecer la colaboración en la lucha contra el terrorismo, el crimen, el racismo y la xenofobia. Además, hicieron énfasis en la recuperación económica global a través de la conectividad comercial y la Nueva Ruta de la Seda que impulsa China, y la alienación a ésta de otras iniciativas como la Unión Euroasiática que encabeza Rusia.

Tres hechos muy significativos de la cumbre de Astaná son la omisión en la Declaración Conjunta a cualquier mención al conflicto en Ucrania, la aceptación de Bielorrusia (aliado estratégico de Rusia en la guerra) como nuevo miembro de la OSC y la mención abierta al conflicto en Gaza con un claro enfoque en favor de los palestinos.

El contraste con la declaración de Washington es evidente. Los miembros de la OTAN reafirmaron su apoyo inquebrantable a Ucrania en su lucha contra la invasión rusa y su derecho a la autodefensa. La Alianza Atlántica condenó enérgicamente la guerra de agresión de Rusia, la cual ha causado devastación en Ucrania y violado el derecho internacional, y destacó el heroísmo del pueblo ucraniano y anunció nuevos compromisos para fortalecer la defensa aérea y la interoperabilidad con la OTAN, incluyendo la provisión de 40,000 millones de euros en asistencia de seguridad. También enfatizaron la importancia de una Ucrania independiente y democrática para la estabilidad euroatlántica, reafirmando su intención de invitar a Ucrania a unirse a la Alianza cuando se cumplan las condiciones necesarias. En paralelo, el secretario general de la OTAN acusó a China de ser uno de los principales soportes de Rusia en su guerra contra Ucrania.

Mientras que la OSC presentó un abanico amplio de temas (seguridad, terrorismo, crimen, racismo, economía), la OTAN se enfocó en uno solo: Ucrania. Mientras la OSC omitió cualquier referencia de la guerra en Europa del Este, la OTAN hizo lo propio con la guerra en Palestina. Son dos visiones opuestas. Para la Alianza Atlántica es necesario frenar a Rusia y China para garantizar la defensa del orden mundial centrado en Occidente, y dicho freno pasa por ayudar a Ucrania a ganar la guerra y obligar a Pekín a dejar de apoyar a Moscú. Para la Entente Euroasiática es menester pacificar Oriente Medio para lo cual se requiere un orden multipolar en el que Occidente no meta las manos en Eurasia.

Pero es importante advertir que estos bloques geopolíticos no son cerrados y monolíticos en sus visiones. Ambos cuentan con divergencias internas. Por ejemplo, Turquía es miembro de la OTAN, pero también socio de diálogo de la OSC y próximo candidato de China para formar parte de la organización. Pakistán, a su vez, es integrante de la Entente, además de socio global de la Alianza. Irán apoya abiertamente a Rusia en su guerra en Ucrania, pero Kazajstán ha marcado distancia. Francia es uno de los principales promotores del apoyo a Ucrania, pero Hungría (también miembro de la OTAN) defiende una postura más independiente y de diálogo con Rusia y China.

El asunto crucial en estos momentos para ambos bloques se llama Donald Trump. El expresidente y aspirante republicano ha sido muy crítico con la OTAN y con el papel de su país en la guerra en Ucrania, además de condescender en ciertas posturas con el presidente ruso Vladimir Putin. Pero también es partidario de un enfoque más duro contra China. Los tropiezos del presidente Joe Biden y la inmunidad política de Trump frente a la condena y juicios que pesan en su contra, aumentan la probabilidad del regreso del magnate a la Casa Blanca. El atentado fallido del sábado incrementará esta posibilidad. La OTAN intenta blindarse ante el eventual retorno del republicano. La OSC espera que ese regreso sea más perjudicial para la Alianza Atlántica que para la Entente Euroasiática.

Urbeyorbe.com

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