Agresión. Justo al finalizar el partido, en el que el Tricolor perdió (2-0) que Javier Aguirre fue golpeado por una botella en su camino al vestidor.
Toda la hostilidad que Javier Aguirre negó o no vio previo al partido entre la Selección Mexicana y Honduras se la hicieron ver y demostraron con creces durante el encuentro en el estadio "General Francisco Morazán".
El "Vasco" Aguirre sufrió con el mal comportamiento de la fanaticada hondureña y al término del encuentro fue descalabrado con un proyectil que arrojaron desde las tribunas.
Desde que comenzó el enfrentamiento, Aguirre sostuvo una guerra de insultos con los aficionados que estaban atrás de la banca. Mentadas de madre, gritos y en ocasiones regresó los proyectiles que le arrojaron los catrachos.
Nunca tuvo paz. Aguirre no se achicó en ningún momento y con el calor del partido y el alcohol en los seguidores hondureños, la bomba explotó con los goles de Luis Palma.
Con los festejos de los locales, latas de cerveza semillenas, hielos, botellas de agua, todo caía en el banquillo tricolor, los elementos de seguridad hacían poco y los aficionados estaban muy cerca a la banca de la Selección Mexicana.
Al término del cotejo recibió un proyectil que le abrió la cabeza y así se dirigió al vestidor. Con la sangre en el rostro, a prisa y enfurecido por lo sucedido en territorio catracho.
Los errores de César Montes y Guillermo Ochoa echaron por la borda los planes de Javier Aguirre, que de salvador pasó a ser el nuevo villano. Salir del "Francisco Morazán" con un empate no era mala cosecha. Salir con una derrota no deja bien parada a la Selección Mexicana.
Derrota (2-0) ante Honduras. Caída que obliga al Tricolor a ganar en la vuelta por más de dos goles, el próximo martes en el "Nemesio Díez" de Toluca. La misión no parece imposible, pero la mala nota es que se volvió a dar un paso atrás frente a un cuadro catracho que ofreció poco y que si marcó, por medio de Luis Palma (69' y 83'), fue más por error visitante que por acierto local. El juego fue de mucha transpiración. Desde los primeros minutos ambos equipos enseñaron sus armas. César Huerta vio la amarilla apenas a los 18 minutos.
No había quien pusiera la pelota al césped. Raúl Jiménez tuvo la más clara, pero fue gracias a que los centrales hondureños dejaron botar el balón que el atacante la pescó, pero su disparo pasó desviado.
Guillermo Ochoa no tuvo mucho trabajo.
La lluvia arreció y el público se encendió cuando en la segunda parte César Montes se enredó con el balón, lo dejó a los catrachos, vino un disparo que Ochoa rechazó en corto y Palma anotó, haciendo que el Morazán explotara.
Llegaron los cambios. Se intentó la reacción. Alexis Vega falló. Luis Romo también, pero Palma no, arrastró a Jorge Sánchez, recortó al centro y tiró raso, a segundo poste, donde Ochoa no llegó.
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