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CARLOS ELIZONDO MAYER-SERRA 10 nov 2024 - 08:40

ÁTICO.- Trump atizó el ánimo proteccionista de su país. Esto dificultará la revisión del T-MEC, en donde México debe ser un buen vecino.

Trump fue claro durante la campaña: regresa a imponer su visión del mundo. Tiene el poder para hacerlo. En esto es muy similar a Morena.

Trump atizó el ánimo proteccionista de su país. Esto dificultará la revisión del T-MEC. En los términos mercantilistas que tanto le gustan, estamos abusando: de enero a agosto de este año, México tuvo un superávit comercial de 168.8 mil millones de dólares. En su lógica, además, estamos permitiendo que China saque ventaja de ellos a través de nosotros: en el mismo período tuvimos un déficit comercial de 78.2 mil millones con el país asiático.

En una relación tan asimétrica es importante ser un buen vecino y cumplir con las reglas del T-MEC. Sin éstas sólo queda el poder descarnado. No lo entendió así el gobierno de AMLO. En varios temas impulsó políticas contrarias al tratado, como en la energética y en la prohibición del maíz genéticamente modificado. Esto, sin embargo, no es lo central para Trump en este momento. Su objetivo inmediato es recurrir a la amenaza de aranceles para obligar a México a disminuir el tráfico de migrantes y de fentanilo.

El gobierno de Sheinbaum ha mandado la señal de que no le importa cuidar la relación comercial. Muchas de las reformas constitucionales ya aprobadas van en contra de los principios fundamentales de la integración comercial, como el tener un Poder Judicial autónomo del poder político.

Con Trump esto no será un problema. Quiere algo similar para su país. La Suprema Corte de Estados Unidos ya determinó que el jefe del Ejecutivo tiene inmunidad en cualquier decisión oficial que tome. Por otro lado, en más de una ocasión Trump ha dicho que los inversionistas que se establezcan en México deberán enfrentar los riesgos de hacerlo en un país sin leyes.

Lo que sí será complicado es haber cambiado el régimen constitucional de la CFE y de PEMEX para hacerlas empresas hegemónicas y preponderantes frente a las privadas. Esto viola el T-MEC y afecta a empresas petroleras de Estados Unidos, muchas de estas importantes donadoras de la campaña de Trump.

La reforma se firma la misma semana que Pemex anuncia pérdidas históricas y tras un sexenio de haber mostrado que es incapaz de sacar los hidrocarburos que tenemos en el subsuelo, incluidos grandes yacimientos no convencionales de gas natural. Mientras, México depende cada vez más de importarlo de Estados Unidos.

El gas natural es la mayor vulnerabilidad a nuestra soberanía. A diferencia de la gasolina, que se puede traer de cualquier lugar por barco, este gas llega por ductos que vienen de Texas.

En septiembre el senador republicano por Alaska, Dan Sullivan, presentó una iniciativa para prohibir ciertas exportaciones de gas natural a México. Entre las razones de la iniciativa está la centralización del poder gubernamental en el Ejecutivo a través de la reciente reforma judicial, la corrupción y la violación del T-MEC por darle prioridad a las empresas estatales de energía de México.

En el discurso, Sheinbaum sostiene que desea una revisión exitosa del T-MEC y una mayor integración comercial en la región. Pero en la práctica ha tomado decisiones contrarias a ello.

Una posibilidad es que en el gobierno se crean el rollo de que, como México es el primer socio comercial de Estados Unidos, nos necesitan. Es cierto. Estados Unidos importa desde México el 15.7 por ciento de sus bienes. Sin embargo, nosotros les enviamos el 83.1 por ciento de nuestras exportaciones. Somos los vulnerables de la ecuación.

Otra posibilidad es que no les importen demasiado las consecuencias, ni de una eventual deportación de millones de mexicanos o de cambios de fondo en el T-MEC. Pueden creer que la concentración del poder, reforzada con las reformas recién aprobadas, les alcanza para resistir cualquier tormenta. Pueden pensar también que incluso les caería como anillo al dedo: los problemas del país serían culpa del imperialismo yanqui.

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