Editoriales

 
OPINIÓN

La Presidenta y sus símbolos

CONTRALUZ

La Presidenta y sus símbolos

FERNANDO RAMÍREZ GUZMÁN 5 oct 2024 - 04:03

La ceremonia de toma de protesta de Claudia Sheinbaum como presidenta constitucional de México ha dejado varias imágenes para el análisis semiótico y el de la comunicación visual. ¿Las señales que envió directa o indirectamente estarán relacionadas con su manera de conducirse como mandataria? Veremos de qué manera se conduce.

Por principio de cuentas, Claudia Sheinbaum desde su atuendo y su peinado empezó a enviar mensajes, empezó a comunicar. La elección de un vestido midi color marfil y con detalles coloridos en sus puños, diseñado y confeccionado con aguja y tejido de gancho por la diseñadora y artesana oaxaqueña Claudia Vásquez Aquino. El color del atuendo transmite neutralidad, modernidad; los motivos florales bordadas reconocen el trabajo de las mujeres indígenas artesanas . Por lo que respecta al peinado, cambió su habitual coleta alta por un moño alto trenzado que, además de estilizar su cuello y remarcar su rostro con el apoyo de los aretes de perla, le cedió el protagonismo a su atuendo. El alaciado de su pelo transmite seguridad y preocupación por los detalles.

El tema central de la ceremonia, claramente, fue la mujer. La comitiva que recibió a Sheinbaum en el recinto oficial estuvo conformada por 6 senadoras y 6 diputadas. Estuvo escoltada todo el tiempo por tres mujeres cadetes. Para recibir la banda presidencial, Claudia eligió a Ifigenia Martínez, quien fue integrante de la Corriente Democrática del PRI que dio origen al PRD. Primera senadora de la oposición en México, primera Directora de la Escuela Nacional de Economía y primera mexicana en obtener maestría en Economía en la Universidad de Harvard. Un símbolo en sí mismo doña Ifigenia.

Fue bien visto, además el gesto de saludar, de mano y con beso, a la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña. Lo que no fue bien visto fue el beso que le dio en las manos al senador Manuel Velasco. Ese gesto, ataviada con la banda presidencial, no fue nada apropiado. Empañó la investidura.

Sobre el discurso en una primera parte mostró su lado militante. No escatimó en ditirambos para su antecesor a quien llamó "presidente", lo que estuvo fuera de lugar. Dejó de lado el tono conciliador y la intención de cerrar la cicatriz que en el sexenio anterior se abrió entre chairos y fifís. Por el contrario, nombró a Calderón y Zedillo para marcar distancia. El guiño rupturista se dio cuando incluyó temas como el medio ambiente, energías renovables, la importancia a la ciencia, el reordenamiento de las concesiones del agua. Esto, aunado al reconocimiento de la importancia de la atracción de inversión extranjera y hacer del nuestro un país atractivo para la relocalización, dio tranquilidad a los mercados.

Finalmente, cabe destacar la imagen institucional del gobierno de Claudia: una mujer de rasgos indígenas con el lábaro patrio de fondo y volteando hacia su lado izquierdo. Ninguno de estos elementos es casual.

Ojalá y que la narrativa que construya sea incluyente y piense en la mayoría, no solo en los de su color.

Ladoscuro73@yahoo.com.mx

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales