La produccion alimentaria en una crisis histórica
México está hoy, como nunca en los últimos 60 años, sumido en una gran crisis ambiental, podríamos decir que, es una emergencia nacional, no es exagerado decir que nos encontramos en el umbral de una gran catástrofe que se concretaría si no se reciben suficientes precipitaciones en esta temporada 2024, que vuelvan a garantizar al menos el próximo ciclo de siembra primavera-verano. Junio a octubre son los meses que nos pueden salvar de sufrirla.
También, aunque incipientes, los frentes fríos de mediados de diciembre en adelante, en especial enero y parte de febrero combinados con humedad que haya quedado en los océanos y que produzcan sistemas de baja presión, nos podrían ayudar a la recuperación en el llenado de las presas y cuerpos de agua, además de apoyar el ciclo otoño-invierno, sería lo mejor.
Pero la afectación de más de 4 años con niveles de precipitación pluvial significativamente por abajo de lo normal, en una mancha de intensidades que ha ido creciendo y cambiando progresivamente los colores de la sequía, llega ya a más del 80% en el territorio nacional y han colocado a nuestro país al borde del desastre.
Estamos en plena época de estiaje en este momento, históricamente en los meses de menor cantidad de lluvia del año, meses generalmente sin precipitaciones, pero la situación en que tenemos nuestras reservas de agua, presas, lagos, ríos, manantiales y acuíferos, dan miedo, y el panorama hacia adelante con una gran incertidumbre por no saber cómo se va a comportar el siguiente ciclo de lluvias, que de por sí ha ido disminuyendo en las últimas décadas.
Existe el pronóstico de la Conagua para este año 2024, que en la temporada de huracanes que inicia este próximo 15 de mayo, pueden llegar a ocurrir un total de 41 ciclones tropicales, de 15 a 18 por el Océano Pacífico y de 20 a 23 por el Atlántico. Una temporada más activa en este último. En conjunto, 21 pueden ser tormentas tropicales y 9 pueden alcanzar categorías con intensidad de 3 a 5. Lo deseable es que los que impacten nuestro territorio no causen daños significativos.
A estas fechas, sin poder hacer nada para evitarlo, se han secado las más importantes presas de los principales estados productores de granos básicos como son Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Tamaulipas y el bajío, con niveles de almacenamiento del 12 a menos del 20% máximo.
En Durango un poco más arriba, pero en el límite de la sustentabilidad agrícola en términos de la poca cantidad de agua disponible para riego que tiene, apoyada por el agua subterránea de los acuíferos que, no obstante, están resintiendo gravemente la mayor sobreexplotación de que son objeto.
De manera que, lo que se avizora en el sector agroalimentario y pecuario es muy complejo, si en 2023 según la Conagua, la producción de maíz cayó un 40%, de nuevo se espera este año una caída del 6.9 % en la producción de maíz, trigo y oleaginosas, con un valor de producción de 211 mil millones de pesos que obligaran a importar de manera histórica, según datos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas más de 43 millones de toneladas de granos básicos, lo que desde luego seguirá impactando en el precio de la canasta básica de los mexicanos.
En el sector hortofrutícola la situación es mejor, en tanto que la producción tiene mejores condiciones con el impulso que se dio desde hace 20 años a la agricultura protegida y la tecnificación del riego en invernadero, de ahí que el cultivo de hortalizas representa el 16% del valor agrícola total del país con 8.6 millones de toneladas anuales, posicionando al país en el 5º. lugar exportador mundial. Sin embargo, las altas temperaturas y la escasez de agua también empiezan a afectar esta agroindustria.
Esta situación y la importante cantidad de hectáreas de cultivo a cielo abierto que se ha visto afectada por la sequía, en el mercado nacional han venido generando importantes incrementos a los costos de hortalizas y frutas mayores al 15% en promedio en el último año, que afectan fuertemente al costo de la canasta básica y desde luego a la economía familiar.
Estamos ya, en tiempos difíciles, que ambiental, anímica, material y económicamente están causando graves daños a la humanidad y México no es la excepción. Tenemos una gran extensión territorial y ubicación geográfica que nos hace proclive a los desastres naturales; sismos, sequias, inundaciones, incendios forestales, desertificación, impactos de desastre de huracanes como lo acabamos de tener con Otis hace unos meses y ahora, el recrudecimiento de la sequía, que inicio en 2020 y que en estos momentos nos tiene casi secas las principales presas dedicadas a la producción de alimentos, y mucha gente sufriendo la pérdida de cosechas, de ganado y la escasez o falta de agua para lo más importante, el consumo humano.
¿Qué se puede esperar de seguir así?, ya no quiero pensar, pero la acción contra el cambio climático y la escasez de agua debe ser, sin dilación y en serio, el centro de atención de gobiernos y sociedad.
Twitter: @_jorgenevarez