El Siglo de Durango 2007
En el estado de Durango se encuentra uno de los lugares más fríos de México y tal vez de Latinoamérica: La Rosilla, Guanaceví.
En este 'pintoresco' pueblito, ubicado a tres horas y media de la cabecera municipal de Guanaceví, el frío es parte de lo cotidiano.
En este punto, hasta los médicos y sacerdotes le huyen al clima y el poblado, donde en días recientes registró hasta -16 grados, ha llegado a reportar una temperatura récord de hasta -25 grados, hecho ocurrido en el año de 1997.
Para los habitantes de este lugar, las temperaturas extremas ya no sorprenden, incluso algunos dicen estar acostumbrados, mientras otros contradicen esta situación.
Hasta hace algunos años, en este lugar solo había una calle, en la que se podía apreciar a niños jugando, con apenas una chamarra y un gorro para protegerse del ambiente gélido.
¿Cómo son las casas en La Rosilla?
En La Rosilla, la mayoría de las casas son de madera o de adobe y pocas cuentan con electricidad; en común, a la mayoría de las viviendas se les puede observar una columna de humo que sale de la chimenea, humo producto de una fogata para cocinar o para mantener el hogar cálido.
En este sector duranguense, cada familia utiliza todos los métodos posibles para aminorar la temperatura extrema: cartones pegados en las paredes, anafres con carbón y leña encendidos en algunos rincones de las habitaciones y montones de cobijas sobre las camas, pues en La Rosilla el frío sí “cala”.
Los habitantes desmienten que estén acostumbrados al frío, pero afirman que si en algún lugar se inventó ese clima, fue allí.
Sin duda, este lugar convoca a investigadores y reporteros de todas partes del mundo.
¿Costumbre o adaptación?
A la gente de La Rosilla la necesidad la hace adaptarse a las condiciones climáticas; la mayoría preferiría estar en un lugar menos helado, aunque algunos optan por disfrutar de la popularidad que ha cobrado el lugar.
Esta localidad se encuentra a dos mil 750 metros sobre el nivel del mar, de ahí que los frentes fríos y tormentas invernales ocasiones heladas, nevadas y bajas temperaturas de consideración.
¿Cómo viven en La Rosilla?
En el lejano pueblito serrano se lava la ropa por las tardes, cuando la temperatura es de dos grados centígrados, una de las más clementes de la temporada invernal; aquí las prendas se tallan a mano.
La ropa permanece en el tendedero hasta una semana y las mejillas de los niños son ásperas como lijas.
Ahí, la gente se mete a sus hogares a las seis de la tarde y ya no salen si no es necesario hasta otro día.
(Con información de: Daniel Estrada y Jorge Pérez Arellano).