Mirador
Este amigo mío con el que tomo la copa -varias- los martes por la noche es un cinéfilo voraz. Se precia de poseer una colección de miles de películas. "Tan tica es mi cineteca -dice- que casi me ha dejado pobre".
Mi amigo tiene mal vino: cuando bebe dice la verdad. Y si bebe más dice su verdad, que es más verdadera aún. Anoche me contó que había vuelto a ver una de sus películas, "Medea", de Pasolini, un raro film que tiene la singularidad de que en él actúa -sin cantar- María Callas.
-Es una pésima película -opina mi amigo, pues el vino le empieza a brotar ya-. El guion es confuso; desmañada la dirección; mediocres las actuaciones, y la fuerza dramática y belleza de la Callas son objeto de total desperdicio. Ni remotamente la obra hace justicia a la intensa tragedia creada por Eurípides.
-Fue lamentable la muerte de Pasolini -concluye-, pero más lamentable aún es su obra.
Le digo yo:
-Celebro ser tu amigo, para que no me critiques.
Responde él:
-Pues quién sabe. Quizá uno de estos días.
¡Hasta mañana!...