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OPINIÓN

No será igual: será peor

El menos común de los sentidos

No será igual: será peor

EDUARDO RODRÍGUEZ 10 jun 2024 - 11:22

Se consumó el proceso de sucesión dirigido por el presidente López Obrador, y la tendencia en los medios y de los analistas políticos es convencer a la población a aceptar, someterse y adaptarse a la regresión que viviremos durante los próximos seis años.

La pregunta obligada es: ¿estaban equivocadas las personas que votaron por Xóchitl Gálvez? ¿Viven en otro México muy diferente que se construye todas las mañanas desde Palacio Nacional? No, no estaban equivocadas y tampoco viven en un México distinto; lo cierto es que jamás pronosticaron la avalancha que se venía en favor de Morena y sus rémoras. Resultaba prácticamente imposible prever el tamaño de la ola guinda que se haría presente el pasado 2 de junio -porque hasta los mismos morenistas están sorprendidos- pero para el caso es que vienen seis años más en donde no veremos nada más que lo mismo.

Los partidos opositores y aliancistas han tocado fondo, el PRI y el PAN no lograron juntar ni siquiera la cantidad de votos que sumaron en el 2018 y eso, por donde quiera verse, es un rotundo fracaso; así como una señal de alerta para el futuro próximo. Al interior de ambos institutos políticos los diálogos son incesantes, los diagnósticos no concluyentes pero la conversación gira en torno a un cuestionamiento principal: ¿cuándo se van los dirigentes nacionales?

Del PRD poco podemos decir; en el ocaso de su existencia, pareciera que más le conviene aprovechar la coyuntura y refundarse. Tal vez le sirva para ponerles el ejemplo a sus coali-gados.

La denominada "marea rosa", ese movimiento social conformado principalmente por la clase media que irrumpió en el escenario nacional para alentar a la oposición en su búsqueda de una alternancia en el poder, no ha fracasado; sencillamente sus objetivos se trasladan hacia la elección intermedia del 2027 y, por supuesto, a los comicios del 2030.

Lo que queda de la oposición debe agruparse de inmediato, reacomodar sus liderazgos na-cionales y estatales, defender en los tribunales electorales lo que se ganó en las urnas y, definitivamente, provocar un cambio en sus dirigencias nacionales. El tiempo de Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano ya fue.

¿Cree que estemos listos para aguantar otros seis años de lo mismo? Deje usted, ojalá y fuera lo mismo, pero seguro será peor. El poder que acumulará Claudia Sheinbaum y el par-tido gobernante es mayor que hace seis años cuando ganó López Obrador. El "segundo piso de la transformación" vendrá recargado de populismo, demagogia y ataques hacia los organismos autónomos que hoy nos hacen presumir de un sistema democrático y de contrapesos.

Vivimos en un mundo bizarro, en donde las cosas son surrealistas o al revés; esa fue la regla de oro en la contienda electoral, o ¿cómo se puede explicar que luego del paso devastador del huracán "Otis" en el puerto de Acapulco y que, además, es azotado por el crimen organizado y el desdén del gobierno federal para hacer algo, aun y con lo anterior, ganó Morena la alcaldía con la reelección de su actual presidenta municipal?

No existe una explicación lógica y congruente que sustente este nivel de apoyo.

¿Cómo explicar que en dos entidades de las más marginadas del país y azotadas por la vio-lencia y los criminales, Chiapas y Tabasco, el oficialismo alcance votaciones en rangos del 80 por ciento del total del padrón electoral local? O que en Veracruz haya triunfado la zacatecana Rocio Nahle por más de 20 puntos porcentuales, aun y cuando se ha dado a conocer, con pruebas, el enriquecimiento ilícito de la hoy gobernadora, a costa del erario.

La aplanadora del oficialismo hizo pedazos la esperanza y la ilusión de 28 millones de mexi-canos que buscaban un cambio total al gobierno de un solo hombre cuya única visión es la válida, aunque esta implique empeorar la vida de los ciudadanos, particularmente de las clases sociales que menos tienen y, por supuesto, de las clases medias. Pero en una democracia no gana quien tiene la razón, sino quien consigue los votos y, en esta ocasión, AMLO los consiguió. Irónicamente, "haiga sido como haiga sido", la 4T seguirá por otro sexenio, y nosotros lo padeceremos.

@eduardguezh

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