Presidentes Municipales deben perder el miedo de cobrar impuestos
Cada año, cuando el calendario marca el inicio de diciembre, comienza también el ya conocido viacrucis financiero en las Administraciones públicas de Durango. La historia se repite con una precisión casi cronométrica: funcionarios estatales y municipales anunciando complicaciones para cubrir aguinaldos y prestaciones de fin de año.
Este ritualesco escenario nos obliga a preguntarnos: ¿Por qué, si los aguinaldos son una prestación previsible y obligatoria, año tras año nos encontramos ante la misma crisis?
La respuesta trasciende Administraciones y colores partidistas. En lo que va de la década, el Gobierno Estatal ha enfrentado sistemáticamente este desafío. Pero la situación se ha acentuado a partir del año 2020 cuando, en plena pandemia, la Administración Estatal tuvo que realizar malabares financieros para cumplir con estas obligaciones debido a la mala administración de recursos causada por la pésima relación entre el ex gobernador, José Rosas Aispuro, y el ex presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Sea como sea, el Gobierno de Durango pagará el aguinaldo a sus más de 30 mil trabajadores a más tardar el 20 de diciembre, que es el plazo legal máximo para realizarlo; según confirmó el propio mandatario Esteban Villegas Villarreal.
Pero una situación preocupante se ha manifestado también en los Ayuntamientos, que no escapan a esta realidad. A mitad de semana, el diputado local Fernando Rocha Amaro expuso que son al menos 11 Gobiernos Municipales los que han manifestado a la Comisión de Hacienda, Presupuesto y Cuenta Pública del Congreso del Estado que no tienen recursos para pagar las prestaciones de fin de año. Y a lo largo de los próximos días podrían ser más Municipios los que se declaren bajo estas circunstancias.
Esta situación en los Municipios revela problemas estructurales que nadie parece querer abordar, por diversos motivos. Inicialmente, la deficiente planeación financiera, considerando que los aguinaldos no son una sorpresa; son una obligación legal previsible que debería presupuestarse desde enero. Lo declaró el propio Gobernador de Durango en conferencia de prensa: los Presidentes Municipales debieron haber ahorrado para tener dinero.
En un segundo renglón podría considerarse la ausencia de una verdadera autonomía financiera. Tanto el Estado como los Municipios siguen atados al cordón umbilical de las Participaciones Federales, las cuales han sido recortadas de manera drástica en los últimos años sin la capacidad de los Ayuntamientos de desarrollar mecanismos efectivos de recaudación propia. Y, finalmente, los problemas financieros actuales plasman la falta de una reingeniería administrativa que optimice el gasto corriente y generen ahorros sustanciales a lo largo del año.
Las "soluciones" implementadas hasta ahora han sido meros paliativos, consistentes básicamente en préstamos de corto plazo, adelanto de Participaciones o recortes presupuestales de última hora. Ninguna de estas medidas ataca el problema de raíz.
Es en este renglón donde se debe destacar el punto de acuerdo que el propio Congreso del Estado aprobó esta semana para exhortar a los Presidentes Municipales a que cobren por el servicio de agua potable, pues en las iniciativas de Leyes de Ingresos que los Cabildos ya mandaron al Poder Legislativo se pudo corroborar que la gran mayoría puso en cero dicho concepto o con cuotas insignificantes, que de ninguna manera hacen costeable ni siquiera lo que destinan en hacer llegar el agua a los domicilios.
La pregunta no es si habrá recursos para aguinaldos este diciembre, porque sabemos que de alguna manera se conseguirán, aún a costa de incrementar la deuda para la próximo Administración, al cabo que en 2025 habrá elección de Presidentes Municipales, sino cuándo los Presidentes Municipales dejarán de pensar en sus intereses políticos y perderán el miedo de imponer cobros por conceptos que les corresponden legalmente, como agua potable, alcantarillado, saneamiento, Predial, uso de panteones, etcétera, para generar ingresos que por lo menos despresurice su crisis a finales de cada año.