(ESPECIAL)
Dos psicólogas designadas por la defensa del exjugador brasileño del Barça Dani Alves para acreditar que iba ebrio la noche de la presunta violación a una joven en el baño de un reservado de la discoteca Sutton de Barcelona, han sostenido este miércoles durante el juicio que el futbolista tenía las capacidades cognitivas "levemente afectadas", pero "distinguía el bien y el mal y sabía lo que estaba sucediendo".
Las dos psicológicas han expuesto ante la Audiencia de Barcelona las conclusiones del informe pericial que les encargó la defensa para determinar si el futbolista estaba borracho la noche en que fue acusado de violación, con el análisis de los tiques de las consumiciones y de las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad de la discoteca Sutton.
Según las peritos, de esos tiques de consumición, que la defensa les entregó el mes pasado, Alves tomó con sus tres amigos cinco botellas de vino y una de whisky, posteriormente un gin tonic él solo y, ya en Sutton, pudo beberse también seis copas de champán que aparecen en la grabación de las cámaras de seguridad.
Estos datos, unidos a una de las imágenes grabadas en Sutton en las que el jugador "parece que se caiga", hacen pensar a las psicólogas que el futbolista podía estar sufriendo una "intoxicación alcohólica" que le provocaba una "afectación importante a sus capacidades volitivas".
Esta prueba pericial, con la que la defensa de Alves pretende acreditar que el futbolista iba ebrio para beneficiarse de una atenuante, se ha girado no obstante en su contra, a preguntas de Ester García, la abogada de la acusación particular ejercida de la víctima, sobre el alcance de esa supuesta intoxicación alcohólica en la consciencia del procesado.
En ese sentido, las peritos han reconocido que el consumo de alcohol que se deduce de los tiques de consumición y de las imágenes de Sutton pudo afectar "levemente" las capacidades cognitiva del procesado, pero que "distinguía el bien y el mal, sabía lo que estaba sucediendo".
Por otra parte, las psicólogas, que han llevado a cabo un estudio de la personalidad del acusado a lo largo de varias entrevistas, han apuntado además que de su biografía, relaciones familiares y personales no se desprende ningún factor que apunte a una persona "con tendencia a la impulsividad y la agresividad".
"Es muy poco probable que una persona con su personalidad cometa una agresión sexual", han mantenido.