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OPINIÓN

S.D.O.

Sextante

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FEDERICO REYES HEROLES 11 jun 2024 - 14:21

La mente es muy compleja. Uno debería suponer que AMLO desea lo mejor para Sheinbaum. Más aún después de un rotundo triunfo, por donde se le quiera ver. Debería desearle un andar sin sobresaltos, Él mismo la perfiló como su sucesora, en lo político y en su personalísimo proyecto, la arropó, fue esculpida por él. Allanarle el camino, sería lo normal y deseable.

No hay duda de que en la mente de AMLO hay un hemisferio de destrucción incontrolable, para él obligada. Sólo así puede dar inicio algo nuevo, que será único y llevará la marca de fuego de su persona. Su idea de trascendencia no se basa en la acumulación de éxitos y aciertos, sino en la destrucción inicial y sin rumbo para las cenizas. En la "destrucción creativa" de Schumpeter, esta da paso a lo nuevo, es destrucción por innovación. No en el esquema de AMLO, el mal de todos -similar al de Atila- no es algo abominable, es parte de la ruta a seguir. Sheinbaum no tenía por qué heredar un desastre en el sistema de salud. Pero, por el Síndrome de Destrucción Obsesiva (SDO), lo heredará. Sheinbaum no tenía por qué heredar un sector energético en una brutal crisis. Lo han destruido. La mujer que ostenta sus conocimientos verdes, participó aprobando. No se sabe si se opuso. Supongamos que la polarización popular sistemática fue una estrategia política y les funcionó. Pero qué decir de los agravios gratuitos, por ejemplo, con el sector científico. Una educación destrozada, el desprecio al medio ambiente, son también herencia. La lista de agravios gratuitos es infinita.

Desde la visión del SDO, él todavía no acaba. Si algo había cuidado esa mente obsesiva -probablemente por su propio beneficio- es no atentar contra la estabilidad macroeconómica. Pero, ya de salida, a semanas de un término que debe respetar formalmente, el SDO busca provocar una crisis de dimensiones inimaginables. El "paquete" de modificaciones constitucionales y leyes secundarias planteadas el 5 de febrero es una bomba. Él lo sabe. La simple mención de tocar al Poder Judicial y volverlo parte de la maquinaria partidaria, le ha costado ya al país mucho más allá de lo que dice el IPC o la paridad. Eso es la superficie. La desconfianza profunda ya se asoma. Con ella Sheinbaum la tendrá muy difícil. Capitales que ya huyen y otros muchos que están cerrando el expediente México. Así de dramático y de sencillo. La globalización financiera que durante seis años AMLO respetó -a regañadientes- ahora la amenaza. "El superpeso cae ante la superlengua de Mier", cabeceo El Economista. Pero ¿acaso esa lengüita se fue por la libre? O quizá hay algo peor: el SDO incluye a Sheinbaum.

Heredar es un término complejo, pues hay herencias positivas y negativas. Pero, ¿puede una mente atrapada por el SDO heredar sin destruir antes? Todo parece indicar que no. Si López Obrador y sus feligreses no trabajan para su sucesora, sino dejan de sembrar bombas en su camino y, por el contrario, dinamitan el inicio de la nueva gestión, la herencia será maldita. Anunciar la destrucción del INE después de sacar -entre muchas dudas enquistadas- esta elección, es suicida. Destruir al INAI es acabar con un derecho ciudadano del mundo global. Al SDO lo ronda el suicidio, por eso dejó al país sin medicinas, por eso se entregó a la foto con la mamá del Chapo, por eso destruyó la Selva Maya, por eso no atendió a las madres buscadoras, por eso avaló, durante el COVID, la muerte de cientos de miles, por eso…

Pero estamos hablando del futuro de México y Sheinbaum tiene detrás un enorme, pero enlodado, triunfo, que debemos respetar. Acabar con la representación proporcional nacida hace casi medio siglo para hacer de este país una democracia más moderna, es algo más que suicidio, es una clara demostración de que el único triunfo para quien padece de SDO, es el propio.

¡Ha muerto el rey, viva el rey (reina)!, es algo que rebasa sus impulsos autodestructivos. Ojalá, Sheinbaum escape a la estela de destrucción.

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