Yo tuve un barrio
Que no me pude sacar del pecho.
No me lo marqué
A fuego de palabras,
Se me fue encostrando de tanto
De tanto ponerle la lengua
A las heridas de cada hora,
A tanta primavera tardía,
A todo invierno cotidiano.
Yo tuve en el pecho un barrio
Bullicioso, sonoro,
Con esperanzas que trepaban
Cada mañana al campanario.
Yo tuve un barrio
Con perro salchicha atropellado
Medalla que lustraban los vecinos:
Esa cojera respetada y el ojo gacho
Por las batallas blancas de la calle.
Yo tube un mayate
Amarrado con hilo negro
De regalo en cada mayo,
Que llenaros mis sueños de vuelo,
Sobre naranjos de lágrimas blancas
Y perfume jazmín del tiempo.
Yo tuve en mi barrio un caballo flaco
Con palo de escoba y rienda
Lazo de ropa tendedero.
Pasaron mis horas de olor a pan blanco,
Geranios y hueledenoche.
Yo tuve un barrio
Que se me nota luego en la cara,
Son lágrimas que se arrastran
Sobre la mejilla quitando el polvo,
Entre los tejidos del adobe
Que hospeda vecinos de aguijón y cañutos.
Yo tuve una novia y una abuela juntas,
Eran mi único amor
Frente a una taza de atole,
Tortilla dura, caldo de frijoles,
Y un cuento de aparecidos
Que me arrullaron en la cama.
Yo tuve un barrio de músicos,
Peluqueros, ricos mineros de quincena,
Abogados, cobradores de rentas,
Maestras de catecismo zapateros,
Embazadores de mezcal,
Una calle de tierra blanca
Ring de campeones de fin semana.
Yo tuve un barrio de tortilleras,
De hornos perfumados con pan de mujer
Olores a cerdo en bronce,
Cantos de gallo amanecido y verdura fresca.
Yo tuve un barrio de cantores eternos
Que siguen siendo los tenores de aguamiel,
Menudo, tierra pa macetas, leche fresca
Y el silbato largo del afilador.
Yo tuve un barrio con luna propia
Y regadera al aire libre.
Yo tuve un amor que se fue
Un amanacer en ruina,
Una radio chiquito al oído
Y un adiós al despertar.
Yo tuve un barrio atorado
Siempre en el pecho
Que no me pude sacar.
No me lo grabé con el fuego
De palabras, sino de cuchillas
Que asesinan de nostalgia
Los viernes de cuaresma.
Yo tuve un barrio
Que hoy me llena la mirada de viejo nuevo,
De niño enfermo y cucharada a las seis.
Yo tuve un barrio,
Semilla germinal de una joven ciudad
Con media carga
Y cuatro centurias
Sobre largas alamedas.
Yo tuve un barrio que me lleva
En sus espaldas de ladrillo
Y adobe fresco cada amanecer,
Canteras labradas y
Cornisas de agua,
Ciudad de un solo techo
Con cielo de añil enorme,
Mirador espejo del mar.
Yo tuve en el pecho un barrio
Fundido en hierro y oro de alacrán.