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Tarde de aromas y recuerdos

Tarde de aromas y recuerdos

JUAN EMIGDIO PÉREZ 22 jul 2024 - 04:03

Hace pocos días fueron las elecciones para presidente de la República, yo fui a votar por la mañana, había unos diez en la fila, todo estaba tranquilo, pero por la tarde después de las seis escuché el ruido de un avión que cada vez estaba más cerca, tan cerca que salí al jardín y vi que era un helicóptero, pude distinguir que por sus ventanillas se asomaban dos personas que miraban y señalaban hacia abajo; a cuadra y media había una casilla de votaciones, el helicóptero giró hacia la izquierda y se fue. Yo me quedé mirándolo por unos momentos... en los que pude olfatear el fresco aroma de una hierbabuena. Me acordé cuando de niño mi madre me decía que la tomara para calmar un poco el dolor de las anginas y curarme los empachos, que muy seguido padecía. La cercanía del helicóptero y la fragancia de la planta me estrujaron la cabeza, me llevaron hasta los lejanos días de mi infancia.

Fue en el tiempo de la Segunda Guerra Mundial, en los años de 1940 a 1945. Yo andaría entre los cuatro o cinco años, lo recuerdo porque en la peluquería donde me cortaban el pelo, había fotografías de aviones de guerra que iban a combatir según comentaban el peluquero y otros señores. Se decía que algunos de los aviones eran del escuadrón 201 de la Fuerza Aérea Mexicana que combatió contra los japoneses en las Filipinas, pues submarinos alemanes habían hundido buques petroleros mexicanos. Seguido en las pláticas en distintos lugares se referían a este frente militar; en nuestros juegos infantiles también decíamos, "Ahí viene el escuadrón 201" y echábamos a correr.

Al poco rato se volvió a escuchar el ruido del helicóptero, pero un poco más alejado por el rumbo de la Colonia Obrera y después en dirección a la Estación de los Ferrocarriles. Mi mente me dijo de seguro andan vigilando que no haya conflictos en las casillas que ya están a punto de cerrar, la votación ha sido numerosa.

El pueblo tiene un manantial y en su pila alargada bebe el ganado. Tiene una alameda circular bardeada para que no entren más animales. Mi hermano me dice: ven vamos al ojo de agua, lugar que yo tenía ganas de conocer y nos vamos caminando por una calle hasta llegar donde sale el agua por un tubo. Hay una pequeña barda de adobe. Con entusiasmo nos subimos para ver que hay al otro lado y puedo ver un estanque de agua con distintas matas en la orilla. Algunas tienen flores blancas y amarillas.

Nos bajamos y empezamos a caminar por donde corre el agua. El terreno es plano, hay mezquites y álamos y agua estancada. Es un lugar sin gentes ni vacas, caminamos entre las hierbas y pudo descubrir lo que hay entre los árboles, escucho a la paloma cucú, veo el picotear del pájaro carpintero, una ardilla corre hasta encima de una piedra, veo también el vuelo circular de los cuervos, el desfile de las hormigas cargadas de hojas, provoco el salto de las ranas, escucho el zumbido de las abejas, miro de cerca el vuelo de los colibrís y los colores de las mariposas. El espectáculo termina cuando mi hermano grita: Vámonos, ya llegó la hora de comer.

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