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OPINIÓN

Todo por servir, se acaba

El menos común de los sentidos

Todo por servir, se acaba

EDUARDO RODRÍGUEZ 12 feb 2024 - 10:03

En las últimas semanas la caída en la aprobación del presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido inminente, pero no todo es su culpa, también se debe al mal gobierno de Morena en las distintas entidades federativas que administran, donde se vive literalmente un infierno en temas de seguridad.

Sin embargo, AMLO también se ha visto involucrado en acusaciones de financiamiento del narco a su campaña de 2006, filtraciones de audios en relación con la existencia de un clan que se mueve en torno a su hijo Gonzalo “Bobby” para granjearse jugosos contratos públicos a través de adjudicaciones directas a las empresas de sus amigos; el descuido sobre el robo de información y difusión de la base de datos de 263 periodistas que cubren las mañaneras y, por supuesto, el repunte que se le ha visto a Xóchitl Gálvez en los últimos días combinado con la desaprobación del gobierno federal y su principal protagonista en niveles del 46 por ciento, según El Financiero.

Lo anterior ha demostrado que todo por servir, se acaba. La fortaleza del mandatario del país se está derrumbando bloque por bloque ya que estaba construida sobre la falacia de que todo iba a mejorar, de que transformarían la realidad de las personas pero hoy, en la recta final de su gobierno, estamos peor que nunca.

A todo ello se suma la declaración de inconstitucionalidad por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a la Ley de la Industria Eléctrica y luego, por si faltara algo, la guerra fratricida que se da al interior de Morena, por los moches y los diezmos para la campaña presidencial de Sheinbaum.

No son dimes y diretes, no son acusaciones falsas ni calumnias, no son “otros datos”… es la realidad; hay evidencia en torno al tráfico de influencias en la asignación directa de contratos a cercanos de la familia presidencial, y eso es solo la punta del iceberg de todo lo que se irá descubriendo conforme se acerca el final del sexenio y por supuesto más allá del 30 de septiembre, fecha en que culmina la administración del presidente.

López Obrador lo sabe, entre más se acerca el 2 de junio, más poder pierde. Después del 2 de junio, México será otro… y a él, la realidad lo situará justo en el lugar que ostenta.

“Y sin embargo se repite la historia…” dice la canción y es cierto, en la medida que se va terminando el sexenio del mandatario en turno, el poder presidencial se desploma, opacado por las y los candidatos -de todos los partidos políticos- que buscan sucederlo y más aún el del partido en el poder, como es el caso en este momento de Claudia Sheinbaum.

A escasos ocho meses de que concluya la administración de AMLO, se observa a un presidente alejado del pueblo y encerrado en su Palacio, tan solo rodeado de sus más cercanos incondicionales que en muchos de los casos no lo alimentan con información veraz, al contrario, en lugar de cuidarlo le mienten con tal de cuidarse ellos. Es decir, lo exponen a que siga diciendo que él tiene “otros datos”, tal y como le respondió al periodista Jorge Ramos al cuestionarle este último por las cifras de homicidios que acumula en su gobierno.

¿Qué no saben que lo hacen verse peor? ¿Cuál es el propósito de mentirle al presidente sobre información que es pública? Y no sólo eso, publicada por instituciones del gobierno federal… ¿Qué pretenden? ¿Exhibirlo?

Es evidente que López Obrador está en el ocaso de su presidencia, pero por lo mismo se vuelve aún más peligroso, puede tomar decisiones con las vísceras y hacer todavía más daño a una sociedad mexicana que está de por sí, ya muy lastimada.

Esperemos que el presidente entienda de una vez por todas que la precaria situación por la que transita el país en materia de seguridad pública, violencia, pérdida de control en vastas regiones del territorio nacional a manos del crimen organizado; crisis económica, salud pública, educación, corrupción e impunidad, entre otros factores, incrementan el rechazo de la ciudadanía al presidente que va de salida.

Cuando la mentira y la simulación sostienen el discurso presidencial, es entendible que los datos duros y la cruda realidad pongan contra la pared al mitómano que nos gobierna. Pero atentos, todavía puede hacer mucho daño.

X: @eduardguezh

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