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¿Qué es el enojo?

Yolanda Hernández Salas

Nuestra sociedad está plagada de enojos, actitudes airadas y agresividad. El enojo se descarga contra el prójimo, gobierno, subordinados, cónyuge. Todo esto revela una notable falta de equilibrio interior, de dominio propio y de otras actitudes de carácter, y hace muy difícil y penosa la convivencia familiar y social.

El enojo es una expresión violenta de mal carácter, por lo general se trata de una manifestación con la cual se expresa un fuerte desagrado o indignación. Constituye una actitud antisocial, ya que comúnmente se dirige contra otras personas y afecta las relaciones interpersonales.

Podemos distinguir básicamente dos clases de enojo:

El enojo puede ser pasajero o persistente; en caso que haya disposición a reconciliarse, puede tratarse de una experiencia esporádica o accidental; o por el contrario, de un hábito arraigado en personas iracundas o coléricas. También es posible que alguien guarde un enojo interior y oculto, que derivará sin duda en amargura y rencor, y que mostrará un enojo manifiesto y explosivo, que se expresará en agresividad, maltrato y ofensas. El enojo resulta perjudicial para quien lo experimenta, porque el que se enoja pierde la paz y el gozo. Le afecta su salud física, se ofusca la razón; no soluciona nada, por el contrario todo lo empeora.

El enojo viene:

Por tener el hábito del enojo muy arraigado. Probablemente desde niño no hubo corrección en cuanto a las explosiones de ira y éstas se hicieron hábito. Ahora es preciso desarraigarlas mediante una disciplina transformadora del carácter.

Por tener conflictos interiores no solucionados. Cuando interiormente se está malhumorado o disgustado, cuando se tiene mala conciencia porque las acciones han sido injustas, cuando se guardan resentimientos o rencor contra alguien, cuando se está molesto por alguna contrariedad, preocupado por algún problema, presionado por alguna situación, amargado por alguna circunstancia se es más propenso al enojo y a tratar mal a los demás. Es fundamental solucionar debidamente los problemas interiores para no reaccionar mal contra otros, nadie tiene derecho a dar maltrato a los demás.

Por el maltrato que alguien recibió de otros. ¿La familia quizá? Las personas con quienes se convive también pueden tener su mal carácter y muchas veces tratan agresivamente; entonces alguien puede sentirse tentado a reaccionar mal y a manifestar enojo, es decir, a devolver mal por mal. Si me gritan, grito; si me ofenden, ofendo; si me agreden, agredo. Es importante poder reconocer la presión especial de esos momentos para no reaccionar negativamente.

El enojo constituye una pasión desordenada, una emoción enfermiza que es fuente de ofensas, contiendas y toda clase de maldad. Atenta contra el prójimo, pero la más afectada es la persona iracunda.

Escrito en: enojo, maltrato, tener, personas

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